Relato juevero: Paraíso

MI PARAÍSO

Es por la tarde noche y volvemos andando de la universidad. Ambos estamos entusiasmados con nuestros estudios y al mismo tiempo nos exasperamos por todos los exámenes, trabajos, informes y prácticas que se nos vienen encima; pero eso, en cierta manera, también nos divierte. Te miro mientras hablas. Tus ojos verdes encendidos, tu sonrisa, tu barba de un par de días... Te veo cansado. Lleno de vida. Me preguntas. Adoro que me preguntes, que podamos hablar de todo. Te contesto. Y me miras. Ay, se me derrite el corazón cuando siento tus pupilas, como si llegases a mi alma. Siento tu amor, tu completa atención. Hablando y sin hablar, así volvemos a casa. En el ascensor nos abrazamos, nos miramos al espejo. ¡Qué ojeras! Tengo ganas de que llegue el verano de nuevo. Me besas la coronilla. Abrimos la puerta. Vamos directos a nuestra habitación, nuestra guarida. Nos quitamos el abrigo y nos tumbamos en la cama. Nuestros labios se encuentran, al principio apenas un roce. Luego el beso se vuelve más intenso, hambriento, nuestras lenguas enredándose... y nada más existe excepto nuestros cuerpos.

Mi Paraíso, te quiero.

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