Atravesé la puerta del murciélago preguntándome qué me iba a encontrar al otro lado. La habitación era cuadrada, amueblada con una cama con dosel y un armario que a saber qué secretos aguardaba. Entonces noté que alguien cerraba la puerta a mi espalda y me giré rápidamente.
Se trataba de un caballero perfectamente vestido; zapatos relucientes, palantalones negros, chaleco de terciopelo granate, camisa blanca... Cabello rubio rapado, ojos verdes tras la máscara...
Lo reconocí al instante.
—¡Vos! —Retrocedí, sin darme cuenta de que me alejaba aún más de la salida—. Bailamos juntos el año pasado... Pero Dulce me dijo que no estábais en la lista de invitados.
El caballero se encogió de hombros.
—Mejor pedir perdón que permiso.
El movimiento de sus labios me resultó hipnótico y por un momento creí percibir unos colmillos más grandes y afilados de lo normal.
—Siempre es mejor pedir permiso —repliqué, enfrentándome a él— puesto que el perdón viene de la mano del arrepentimiento.
—¿Y no creéis en el arrepentimiento?
Dio varios pasos hacia mí y yo continué retrocediendo.
—Reformularé mi pregunta: ¿os arrepentís de aquella noche?
¡Por supuesto que no me arrepentía! Había sido una noche maravillosa, pero con el amanecer él había desaparecido sin dejar rastro... ¿Cómo se atrevía a aparecer así un año después?
—Porque yo sí me arrepiento y os pido perdón por no haberme despedido como lo merecíais.
Me sobresalté cuando mi espalda chocó con la pared y me encontré entre el muro y sus brazos.
—¿Y si no acepto vuestro perdón? —susurré con mis ojos clavados en su barbilla para evitar mirarle directamente.
—Entonces me veré obligado a pedir permiso.
—¿Qué deseáis?
—Demostraros lo mucho que os he añorado todo este tiempo. Cómo no he podido olvidar nuestros bailes, nuestro tacto, nuestro sabor... ¿Puedo besaros?
Asentí, casi sin ser consciente de que lo hacía. Pero en vez de posar sus labios sobre los míos, se apartó ligeramente para poder inclinarse sobre mi cuello mientras una de sus manos me sujetaba la nuca y la otra mi cintura. Se me escapó una exclamación al notar sus dientes, pero sólo fue un ligero roce. Noté su lengua, la succión en crecendo... Y entonces se apartó.
No le di tiempo a formular una nueva pregunta. Me abalancé sobre su boca para besarle con desesperación, nuestros cuerpos chocando, nuestras manos buscando arrebatarnos la ropa...
Un encuentro intenso, recordando anteriores intensidades.
ResponderEliminarBesos.
Había que darle la mejor continuación al Baile de 2018 ;)
EliminarGracias por participar en el juego, Demi
Un besazo
Upsss! creo que interrumpo :P Seguridad!! seguridad!!! :D O será que al volverme Vampiro mi pelo se torna rubio? eso debe ser, que otro Vampiro en Mis Dominios no me hace gracia :D
ResponderEliminarSi me ha hecho mucha gracia todo tu relato y juego, y agradezco que participes de esta manera tan lúdica, y las risas al leer. Para el próximo Baile solo dejo la puerta principal abierta :)
Dulces besos Dafne y Feliz 2020 que ya ha comenzado y una mordida también :P
JAJAJAJA No sería una buena historia si no acabase en una persecución ;)
EliminarMe alegro de que te haya gustado pese a que me he tomado varias licencias al incluir caballeros no invitados. Los del baile me los imaginaba como... autómatas del castillo. No sé si me explico.
Un beso muy grande, Dulce Caballero, seguido de un mordisco también.
¡Feliz y próspero 2020!
Si Mon amour me encantó, este me cautivó... Un beso así y sin permiso trastoca todo... Hasta la cordura.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, mi niña. Ha sido un placer leerte y disfrutar, te doy la enhorabuena a ti por tu creatividad y a Dulce por la suya.
Mil besitos y mis felicitaciones para amb@s, con mi cariño ❤️❤️
Ay, me alegro mucho de leer tus palabras, Auro ❤❤❤
Eliminar¡Mil gracias!
El juego no sería nada sin vuestra participación. A ver si cae alguno más este año ;)
Un besazo, preciosa