LA NIÑA Y EL MONSTRUO
...una niña que antes de irse a dormir, revisaba todos los rincones de su habitación para comprobar que no hubiera monstruos.
Abría los armarios,
recorría cada una de las esquinas,
apartaba las sillas,
despegaba los cuadros de la pared,miraba debajo de la cama...Una noche, la niña realizó aquel ritual y justo cuando apartaba las sábanas, oyó una especie de chillido. En completa oscuridad, siguió aquel sonido y encontró un cuerpo informe que se había colocado cerca de su almohada.
—¿Qué eres? —preguntó la niña.
El ser, que tenía dos pares de ojillos amarillos, contestó con voz estridente:
—Una niña, ¿y tú?
—Tú no puedes ser una niña. Yo soy una niña. Tú eres un monstruo.
El monstruo pareció ondear sobre el colchón.
—No, no. Yo no soy un monstruo. Tú eres un monstruo.
La niña, intuyendo que así no podía seguir la conversación, inquirió:
—¿Y qué haces aquí?
—Lo que hacen las niñas: voy a dormir.
—Pero no puedes dormir aquí, esta es mi cama.
—¡Imposible! Los monstruos no tienen cama.
—Te repito que yo soy una niña y esta es mi cama.
El monstruo volvió a ondear; su cuerpo parecía cada vez más humano.
—¿Y cómo puedes estar tan segura de ello?
Ahora tenía sólo un par de ojos amarillos.
—Porque siempre he sido una niña —intentó sonar segura de sí misma.
—No, ahora no. Ahora eres un monstruo.
Asustada por sus palabras, la niña se levantó para mirarse al espejo y descubrió que efectivamente ya no era una niña, sino que tenía la misma forma que el monstruo cuando había empezado a hablar con él. El monstruo la siguió y su reflejo le mostró que había adoptado su forma: una niña de pelo corto negro, carita redondeada, vestida con un pijama azul...
—¿Qué me has hecho? —chilló la niña-convertida-en-monstruo.
—La respuesta es obvia, ¿no crees? —respondió el monstruo-convertido-en-niña—.Y ahora para completar la transformación, te voy a comer.
Y la niña se comió al monstruo.
Más monstruos
En un principio me sentí identificada; siempre miraba debajo de la cama…
ResponderEliminarMuy bueno, querida Dafne. Los monstruos existen; tienen muchas y distintas formas… A veces incluso están dentro de cada uno.
Bsoss, y feliz día, preciosa 💙
Yo nunca he tenido que hacerlo porque tengo otra cama debajo jajaja
EliminarSí, muchas veces los monstruos están dentro de uno mismo ;)
Un besazo, Gin
Es una muy buena metáfora de como tantas veces terminamos siendo víctimas de nosotros mismos y devorados por nuestros propios monstruos. Un Kafkiano relato Dafne.
ResponderEliminarDulces besos para ti y ya casi dulce fin de semana.
Me alegro de que te haya gustado, Dulce. Habrá que intentar que no nos devoren nuestros monstruos...
EliminarUn besazo muy dulce, Caballero, y feliz viernes :3
Ahhh... Me encantó Dafne! Una historia que por el absurdo de la confrontación nos hace ver la relatividad de un concepto tan subjetivo como el de muchos de los calificativos que usamos para denigrar a quienes vemos como diferentes. Un abrazo y muchas gracias por participar
ResponderEliminar¡Gracias a ti por anfitrionar, Neo!
EliminarEs un tema muy interesante y versátil el de los monstruos *__*
Un besazo
Yo miraba detrás del perchero también ;) Me ha gustado mucho el mensaje que lanzas, de hecho en un principio rescataba dos lecturas, si bien ... ¿quiénes somos nosotros para los monstruos? y sobre todo la más esclarecedora, devorarnos el miedo. Un gusto tu participación, preciosa.
ResponderEliminarMil besitos con cariño para ti y muy feliz tarde ♥
Precisamente empecé con esa pregunta y desarrollé el relato sobre la marcha, Auro ;) Muchas gracias por tus palabras.
Eliminar¡Mil besitos y feliz tarde!
Me has hecho recordar que de pequeña estaba convencida que entre mi habitación y la de mis padres , había un hombre y no veas lo pasaba fatal al ir al baño eso durante una época de entre ocho y diez años. Un abrazo y a veces no sabemos quién es el monstruo y quién el ser humano. Besos y abrazos!!
ResponderEliminar¡Vaya miedo para ir al baño por la noche! jajaja
EliminarUn besazo, Campirela
Y yo que era de las que miraban debajo de la cama...pero supongo que un día también me comí al monstruo. Muy buen relato, besos.
ResponderEliminarMe alegro de que te comieras a tu monstruo ;)
EliminarUn besazo, Molí
jajajaja es un relato que me ha encantado, increíble que me ha dejado con las ganas de verlo por televisión o en alguna película para poder ver la transformación de aquel monstruo niña
ResponderEliminarAy, me alegro mucho que te haya gustado, María ^.^
EliminarUn besazo
Dormía en una cama matrimonial y me ponía en diagonal cuando había muñecas en mi habitación
ResponderEliminarmuy bueno, me gustó
¿En diagonal por qué? jajaja
EliminarGracias, MdN.
Un beso
Por si dormía un monstruo al lado mío estuviera incómodo :), las muñecas en mi habitación me hacían tener pesadillas, me asustaba, aún les temo.
EliminarBeso, buen fin de semana
Aw, tengo que probar lo de ponerme en diagonal, entonces jajaja
EliminarDe pequeña también hubo una temporada que me dieron miedo las muñecas por la noche.
Gracias por contestar.
¡Otro beso, MdN!
Y la pregunta para mi sigue siendo quien es quien.
ResponderEliminar¿El otro o yo? Porque los monstruos suelen ser los otros y no nosotros.
Excelente relato que da para meditar, Dafne.
Besos
Me gusta que el relato dé para pensar, Myriam ;) Ya me dirás si llegas a alguna conclusión.
EliminarUn besazo
el monstruo se come a la niña, porque lo unico que las diferencia es su aspecto que no deberia ser suficente para "demonizar" o "bendecir a alguien". como en tu mundo el aspecto es intercambiable, ¿que más da una cosa que otra?
ResponderEliminarqueda por solucionar el tema matemetico, porque ,sin calculadora, puedo asegurar sin miedo a equivocarme, que al principio habia dos y al final solo hay una. ¿o quizas deberia tener miedo a equivocarme, y al principio solo habia una?
derroche de imaginación y estupendo diálogo
besossss dafne
¡Me encantó tu comentario, Gabiliante! Sobre todo por la parte matemática... muy Alicia en el País de las Maravillas, ¿verdad?
EliminarUn besazo :3
Si bien puede haber una interpretación metafórica, la de los monstruos internos, prefiero interpretar en forma más literal la historia. Como un monstruo que puede devorar a alguien, luego de intercambiar apariencias. Y que nadie sepa de esa sustitución. Como usurpadores de cuerpos. Es algo inquietante, compatible con el clima que planteás en tu relato.
ResponderEliminarBesos.
Me gusta mucho tu interpretación, Demi ;)
EliminarBesos y que pases un feliz sábado, ahora me pasaré a comentaros
grave error el de pensar que los monstruos sean dulces y amables, que tienen alma y sentimientos. Ellos fueron creados con loa habilidades del escribidor y la tinta que usan puede ir impregnada en fantasía.
ResponderEliminarDespués de leerte espero que muchos ingenuos desde cuenta que ser monstruo es una circunstancia, que ser monstruo lleva implícita la capacidad del engaño.
bueno a los hechos: me ha gustado, mucho y mucho
"Ser monstruo lleva implícita la capacidad del engaño", no lo habría resumido mejor, Rodolfo ;)
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un besazo
Al monstruo lo etiquetamos nosotros, a saber cómo somos vistos por otros ojos.
ResponderEliminarMe gustó.
Saludos.
Pues sí, a saber cómo nos ven los monstruos.
EliminarGracias y saludos, Alfred
Esa niña a sido muy inteligente en entablar una conversación con el monstruo, porque al final en ese cambio de roles que los niños y niñas manejan tan bien, se lo comió. y a dormir feliz.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo :)
Siempre se ha dicho que hay que intentar hablar antes de actuar, ¿no?
EliminarMe alegro de que te gustase, Cecy.
Un abrazo
Me encanta tu relato y como nos vas guiando por el interior de tus dos protagonistas, nos introduces en ellos y hasta somos capaces de ver por sus ojos. De sentir en nuestras carnes la paradoja de no saber realmente quienes somos, quien comenzamos siendo y quien sobrevive al final. Te deseo un feliz fin de semana
ResponderEliminarMe costó seguir bien la paradoja, pero me alegro de que al final os haya gustado ;)
EliminarTe deseo también un feliz fin de semana.
Un beso, Neuriwoman
Waoo Dafne que ingenio tan mas asombroso, un muy relato creativo, ya he tenido oportunidad de leer otros relatos de esta convocatoria , todos muy buenos y este, simplemente FANTASTICO.
ResponderEliminarUn abrazo amiga , te sigo y te invito a conocer mi blog, saludos
¡Muchas gracias, Jorge!
EliminarEn cuanto pueda me paso a leer tu blog.
Saldudos
Qué bueno. Esa niña sin miedo acaba siendo realmente un monstruo, capaz de comerse al propio monstruo :-) En cantador.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro de que te gustase, Albada
EliminarUn abrazo
Los papeles a veces se invierten.
ResponderEliminary los espejos nos muestran nuestro reflejo.
Buen relato
Un placer leerte
Beso
Muchas gracias, Charly.
EliminarUn placer que te haya gustado.
Un besazo
Qué bonito tu relato, mi preciosa Dafne, se te da genial, me alegra que te hayas unido.
ResponderEliminarBesos enormes.
¡Gracias, María!
EliminarUn beso enorme :3
Mi abuela me decía que para espantar a los monstruos que habitan debajo de la cama, hay que sacar la mano y agarrarse al jergón. Si aguantas, el monstruo tiene poco que hacer :-9 Y es que la sola valentía de sacar la mano de debajo de las sábanas y evitar retirarla por el supuesto roce ya es todo un acto.
ResponderEliminarEl problema para mí no era ese, sino hacer frente a otros.
Muy especial tu relato, Dafne, y un gusto haberte podido leerlo.
Un beso enorme.
Sacar la mano, sacar el pie... eso siempre ha dado cierto miedo ;) Estoy segura de que has vencido valientemente a todos los monstruos a los que te has enfrentado, Mag.
EliminarGracias por tus palabras,
un besazo :3