La leyenda del tiempo
La vida es un duelo constante entre el tiempo y los sueños. Nacemos a contrarreloj, y desde la cuna los sueños nos mecen como a un barco sobre un mar de estrellas. En la infancia tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y jugar. ¡Casi ni nos percatamos de su presencia! En cuanto a los sueños, los elegimos tan rápido como los descartamos, sin preocuparnos por cumplirlos. Entonces llega la adolescencia y empezamos a tomar consciencia de la importancia de los sueños y de las decisiones que nos pueden llevar hasta ellos. Terminamos los estudios, empezamos a trabajar y las responsabilidades aumentan. Poco a poco los sueños se materializan. Saboreamos la libertad pero también notamos el peso de las cadenas. Aparece otro tipo de sueño, el del cansancio que arrastramos. Casi no hay tiempo para aprender ni jugar, para olvidarnos del tiempo. Pero sé que esto es sólo una fase, y aunque el tiempo se hunda en nuestros cabellos y torne el dorado en plata, aunque surque nuestras lisas frentes y nuestras comisuras, aunque doble nuestras espaldas y torne en cristal nuestros huesos, los sueños ganarán el duelo.
Federico García Lorca, Así que pasen cinco años (1933)
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño.
¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué témpanos de
hielo azul levanta!
El tiempo va sobre el sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.
¡Ay, cómo canta la noche,
cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!
Sobre
la misma columna,
abrazados sueño y tiempo,
cruza el
gemido del niño,
la lengua rota del viejo.
¡Ay, cómo
canta el alba, cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!
Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.
¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!
¡Qué témpanos de
hielo azul levanta!
Interesante tu visión sobre la percepción del tiempo, a distintas edades.
ResponderEliminarComo se alternan los sueños y las cadenas.
Besos.
Sin sueños no hay vida, y como dije en otro blog, deberían desde niños enseñarnos a aprovechar el tiempo, así tal vez no llegaríamos a adultos sintiendo que no hicimos ciertas cosas que ya no podemos hacer. Hay cadenas que quitan libertad y otras que unen, como esta de tu relato encadenado por su título a la canción y la canción encadenada al poema de García Lorca.
ResponderEliminarDulces besos sin tiempo y dulce fin de semana.
El tiempo pasa muy rápido y no somos conscientes de ello hasta bien adultos. Acompañar tus letras con un poema de Lorca ha sido un acierto. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana
Una doble delicia este aporte juevero que nos dejas, Dafne. Coincidimos en el espíritu entre tu texto en prosa y el mio. En tus versos, una pincelada de esperanza frente a la dificil aceptación del transcurso del tiempo en nuestras vidas. Precioso. Un abrazo y muchas gracias por sumarte
ResponderEliminar