Relajo juevero: xenofobia

Bonjour!

     Ya era hora de volver al blog, eh.

La verdad es que lo echaba de menos... Los relatos, los retos, los dibujos... Y a ti, criatura indefinida que estás leyendo estas líneas:

 ¿Qué tal?

Sobre todo, me alegro de volver con un Relato Juevero que trata sobre un tema que, en mi opinión, nos atañe a todos: la xenofobia. Porque me parece increíble que estando en el siglo XXI aún existan prejuicios sobre los "orígenes" de las personas, ya sean "genéticos" o del "lugar de nacimiento". ¡Al final todos provenimos de esa primera célula (o células) que se formaron aleatoriamente en un caldo primigenio hace miles de millones de años!

Pero bueno, como supongo que no habéis llegado hasta aquí para leer una clase puramente teórica de biología (aunque la teoría de la evolución de Darwin es bien interesante, y la teoría endosimbiótica de Lynn Margulis, y...) aquí tenéis mi aportación:

RAYOS X

—¡Buenos días! —La hermosa sonrisa de la maestra consiguió desperezarlos completamente mientras repetían a coro: "Buenos días, Señorita"—. Hoy empezamos tema nuevo, y ya sabéis lo que eso significa...

Esperó unos segundos a que se encendiera completamente el ordenador, conectó el cañón y en la pared se proyectó una imagen realmente curiosa:

—¿Alguien me dice qué es lo que ve?

Vio ceños fruncidos, miradas de concentración y expresiones de sorpresa entre sus alumnos y alumnas.

—Son Rayos X, Señorita —se atrevió un niño en la primera fila.

—Muy agudo, Jamie. Pero quiero que vayáis más allá de lo evidente. ¿Sabríais decir si son hombre o mujer, por ejemplo?

Se extendió un murmullo.

—Yo estoy viendo una serie en la tele que se llama "Bones" y la protagonista sabría decirlo por la forma de la pelvis —afirmó una niña de la tercera.

—Entonces estamos viendo la misma serie, Leila. Para los que no lo sepáis, "Bones" trata sobre una antropóloga forense que se dedica a resolver crímenes en los que el cadáver está reducido prácticamente a los huesos. ¿Compartes con la clase más detalles?

—Hum... ¿Como qué?

—¿Brennan sabría decir qué rasgos tiene la víctima?

—Ehms... Sí, fijándose en las proporciones de su rostro diría la raza y Ángela dibujaría un retrato.

—¡Perfecta aportación! Muchísimas gracias, Leila, es ahí donde quería ir a parar... ¿Cuántos de vosotros podríais decirlo viendo esta foto?

No se levantó ninguna mano. La maestra cambió de diapositiva.

—¿Y podríais decir de dónde son estas otras personas?

En este punto ya había captado completamente la atención de sus alumnos, así que aprovechó para el discurso más extenso.

—En este tema vamos a estudiar genética y evolución. Aprenderemos lo que significa que estemos donde estamos ahora y lo relacionaremos con asignaturas como Historia y Filosofía. También hablaremos de mutaciones, de enfermedades tanto hereditarias como congénitas, de medicina. Debatiremos sobre la eugenasia, la xenofobia, el racismo... y os propondré un trabajo final en el que tendréis que indagar sobre vuestras raíces. Para que ya tengáis una idea de como quiero que lo orientéis, empiezo yo:

—Nací en París, el mismo año de la caída del muro de Berlín. Mi madre también tiene nacionalidad francesa, pero raíces italianas y alemanas, y mi padre es belga y tiene raíces árabes. Yo tengo los ojos verdes, mi madre marrones y mi padre azules. Todos en la familia de mi padre tienen los ojos claros. En cambio, en la de mi madre hay todo tipo de claroscuros. Ninguno tenemos ninguna enfermedad hereditaria, aunque un primo...

Así, sonó el timbre del recreo, pero ninguno se quería mover aún.

—... Con la primera idea que quiero que os quedéis es que es importante saber de dónde provenimos, sí, pero que aún es más importante el a dónde vamos.

Más relatos en Divagaciones nocturnas

PD: Las fotografías pertenecen a una exposición de dos estudiantes de arte japoneses, Ayako Kanda y Mayuka Hayashi. Presentaron esta serie como trabajo de tesis en la Universidad de Arte de Musashino, y además ganaron el premio Mitsubishi Chemical Designer Junior Award.