Esta vez el capítulo está escrito desde la perspectiva de Angy, que junto con Eric visitará de nuevo la galería de arte de Max: L'appel du vide. ¡En esta exposición han participado personas de Blogger!
¿Tenéis ganas de ver el resultado?
Haz clic en la imagen para visitar la exposición. Redirección a Genially.
Aviso que el contenido de este capítulo va un paso más allá, así que no dudéis en visitar el Aviso de contenido +18 si queréis evitar escenas que os resulten un límite que no queréis cruzar. ¡Vuestra seguridad es lo más importante!
La vida es un duelo constante entre el tiempo y los sueños. Nacemos a contrarreloj, y desde la cuna los sueños nos mecen como a un barco sobre un mar de estrellas. En la infancia tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y jugar. ¡Casi ni nos percatamos de su presencia! En cuanto a los sueños, los elegimos tan rápido como los descartamos, sin preocuparnos por cumplirlos. Entonces llega la adolescencia y empezamos a tomar consciencia de la importancia de los sueños y de las decisiones que nos pueden llevar hasta ellos. Terminamos los estudios, empezamos a trabajar y las responsabilidades aumentan. Poco a poco los sueños se materializan. Saboreamos la libertad pero también notamos el peso de las cadenas. Aparece otro tipo de sueño, el del cansancio que arrastramos. Casi no hay tiempo para aprender ni jugar, para olvidarnos del tiempo. Pero sé que esto es sólo una fase, y aunque el tiempo se hunda en nuestros cabellos y torne el dorado en plata,
aunque surque nuestras lisas frentes y nuestras comisuras,
aunque doble nuestras espaldas y torne en cristal nuestros huesos, los sueños ganarán el duelo.