TRADUCTOR

19 DE DICIEMBRE

 

 

   Aviso de contenido +18   


 

 

MARY NOEL



"Naughty boys deserve to be punished ❤" Becky Mastery / Twitter: @BeckyMastery

 
 
Tom entró en su apartamento con las mejillas sonrojadas, las orejas congeladas y el pelo negro decorado con copos de nieve. Había salido a tomar algo con sus amigos y, conforme se acercaba la hora de la cena, el grupo se había desintegrado para ir al encuentro con sus familias. Al fin y al cabo, ¡era Nochebuena!
Sin embargo, este año Tom no tenía a nadie con quien celebrarla. Sus padres, jubilados, habían decidido viajar a las Bahamas para huir del frío; y como él tenía que trabajar, ni siquiera lo habían invitado. Su hermana mayor estaba embarazada y había preferido quedarse en casa con su mujer, mientras que su hermano pequeño había hecho sus propios planes con un grupo de la Universidad. En cuanto a sus abuelos, desgraciadamente habían fallecido hace años, y con sus tíos y sus primos había perdido totalmente el contacto.
Suspirando, Tom dejó el abrigo y la bufanda en el armario de la entrada, y se internó en el salón sin dar la luz; lo único que le apetecía era jugar a “La Ventana Indiscreta”.
Ah, ¿que no sabes de qué juego se trataba? En seguida lo entenderás...
Amparado por la oscuridad, Tom se sentó en una silla frente al gran ventanal del salón y se dedicó a observar a sus vecinos del bloque de enfrente, igual que hacía el personaje de James Stewart.
Como si quisieran exhibir ante todo el mundo sus celebraciones, la mayoría de las viviendas tenían las persianas subidas y las cortinas abiertas de par en par; luces de todos los colores iluminaban las estancias. En el 1º Izquierda el cabecilla de una numerosa familia ya había repartido la cena y la estaban disfrutando tranquilamente. En el apartamento de su derecha, un niño había tenido la mala fortuna de tirar su plato; sus padres le gritaban, así que lloraba desconsoladamente, y el perro estaba aprovechando el estropicio para darse un festín. Justo encima de ellos, un matrimonio de ancianos que ya se había ido a dormir encendía las luces preguntándose de dónde provenía todo ese barullo, puesto que en el 2º Izquierda un joven matrimonio también había abandonado la cena a mitad y estaba discutiendo acaloradamente; Tom sabía que ella llevaba tiempo invitando a otro hombre a su piso en cuanto él se marchaba a trabajar, así que supuso que el cornudo se acababa de enterar de la infidelidad. En el 3º Izquierda había tantas personas en el salón que no cabía un alfiler, mientras que en el 3º Derecha dos hermanos se alternaban una cachimba mientras escuchaban rap de temática navideña. En el 4º piso los vecinos parecían estar compartiendo la celebración, y pasaban de un apartamento a otro con bandejas y regalos. En el 5º Derecha una familia de cuatro integrantes, dos padres y dos adolescentes, veían Juego de Tronos, y en el apartamento de su izquierda la única estancia iluminada era el dormitorio.
Tom alcanzó los prismáticos que se encontraban colgados del respaldo y enfocó en su dirección; una mujer de mediana edad estaba tumbada en la cama con las piernas abiertas hacia la ventana, masturbándose con una magic wand.
La boca se le secó de repente y la polla palpitó contra sus vaqueros. Desde que había comenzado a jugar a “La Ventana Indiscreta”, aquella vecina había despertado un interés especial en él. A juzgar por su forma de vestir, siempre con traje, tacones y abrigos caros, debía de ostentar un puesto importante en alguna empresa. Trabajaba de nueve a cinco, y por las noches disfrutaba de su sexualidad tanto a solas como acompañada por hombres y mujeres. A sus ojos era mujer libre, empoderada y sexy.
Conforme pasaban los años, Tom se había dado cuenta de que no tenía los mismos gustos que sus amigos; estos solían ligar con chicas mucho más jóvenes que ellos y preferían que fueran inexpertas en temas sexuales.
«¡Desvirgar a una chica es maravilloso! —Decía su amigo Jesús—. Contarle al oído todo lo que le vas a hacer, tocarla y que intente apartar tus manos porque el placer que está sintiendo es demasiado intenso, dejarla empapada y gimiendo que la folles de una vez... Ir despacio al principio, y luego ponerte duro. Y si además consigues que se corra, te dejará que le hagas todo lo que quieras. ¡Es perfecto!»
A Tom no se lo parecía. De hecho, pensaba que era bastante reprochable que sus amigos, que estaban más cerca de los treinta que de los veinte, quedasen con chicas que acababan de cumplir la mayoría de edad.
Pero si no era fan del age gap... ¿por qué le ponía tanto su vecina, entonces?
Tom se había dado cuenta de que lo que más le atraía de ella era su madurez. Si estar con chicas jóvenes implicaba audacia, imprudencia y cambio, estar con una mujer madura significaba todo lo contrario: templanza, experiencia y estabilidad.
Se imaginaba saliendo con una chica y envejeciendo a su lado, encontrándola más hermosa a cada año que pasase. A pesar de que las modas promovieran tener un cuerpo delgado y tonificado, teñirse el pelo, inyectarse bótox y ponerse implantes, él amaría su celulitis, sus estrías, sus canas, sus arrugas y sus pechos caídos. Además, creía firmemente que el sexo es como el buen vino, así que sabía que conforme pasasen los años, más lo gozaría.
Con los prismáticos frente a los ojos Tom fantaseaba con su futuro, y con la mano subiendo y bajando rítmicamente entre sus piernas disfrutaba de su presente.
Quizás por eso no se dio cuenta de que una figura se había materializado en su salón, hasta que una voz femenina exclamó:
—¡Ho, ho, ho!
Tom se sobresaltó y se le cayeron los prismáticos. Tras girarse, intentó guardarse rápidamente la polla en los pantalones.
—¿Pero qué...? ¿Quién es usted y qué hace en mi apartamento?
Se trataba de una mujer altísima y corpulenta, vestida con un vestido rojo con bordes blancos de lana, medias a rayas horizontales verdes y blancas, y botas marrones de tacón. Bajo el típico gorro de Navidad, su pelo estaba rizado en mechones blancos como la nieve, pero su rostro no indicaba que fuera ni joven ni vieja.
—¿De verdad no sabes quién soy, Tommy?
Sus ojos azules brillaron con divertimiento detrás de unas gafas rectangulares.
La respuesta acudió a su lengua antes de que pudiera plantearse que era una estupidez.
—Mamá Noel.
La mujer chasqueó la lengua.
—Así es. Pero, por favor, llámame por mi nombre: Mary Noel. También puedes tutearme.
—No entiendo nada... ¿Estoy soñando?
Mary se rio y se acercó hasta quedar frente a la ventana; esta tan cerca de él que pudo el dulce olor a caramelo que envolvía su cuerpo llegó a su nariz.
—¡Ho, ho, ho! Por supuesto que no. Soy tan real como tú... o como la mujer a la que estabas espiando —señaló al 5º Izquierda.
Tom se ruborizó, avergonzado.
—Yo...
—Ahórrate las excusas, Tommy. En el Polo Norte disponemos de toda la información. Quién se ha portado bien, quién se ha portado mal... Y cuando llega la madrugada del día 25, mi marido, Nicolás, se encarga de repartir los regalos, mientras que yo me encargo de los castigos.
Tom se estremeció al escuchar la última palabra.
Otra diferencia con respecto a sus amigos era que, mientras que a ellos les gustaba dominar sexualmente a sus parejas femeninas, él prefería que lo dominasen. En terminología de BDSM, se definía como sumiso y también tenía cierta tendencia masoquista, a pesar de que aún no había tenido la oportunidad de desarrollarla.
—¿A qué te refieres con “castigos”? —inquirió con emoción contenida.
—Me refiero a castigos físicos, por supuesto. Nada más y nada menos que lo que cada persona merezca. ¿No crees que mereces ser castigado, Tommy?
No solo sabía que lo merecía, sino que lo deseaba con todo su ser. Por eso respondió:
—Sí, sí que lo creo.
Mary volvió a centrar su atención en él, mirándolo desde arriba. Sus labios rojos se curvaron en una sonrisa.
—¡Maravilloso! Cuando un chico malo acepta de buen grado su castigo, es muy probable que al final reciba una recompensa.
Tom se estremeció sólo de imaginarlo.
—¿Cuál va a ser mi castigo?
La sonrisa de Mary se amplió.
—¿Sabes cuántos orgasmos te ha regalado tu vecina, Tommy? —volvió a señalar por la ventana. Tom palideció—. Ciento noventa y tres. Así que tu castigo va a ser recibir el mismo número de azotes. ¿Está de acuerdo?
¡Ciento noventa y tres! En toda su vida había recibido tantos azotes, y se preguntó si podría aguantarlo.
—Sí, estoy de acuerdo.
—Buen chico. Venga, no me hagas esperar más, que tengo mucho trabajo esta noche... Levántate y desnúdate, con bajarte los pantalones bastará.
Se intercambiaron los puestos, Tom quedando de pie frente al ventanal y Mary sentándose en la silla; su mirada se detuvo en su erección.
—¡Ho, ho, ho!
Se quitó un anillo de uno de sus dedos y mágicamente lo estiró hasta conseguir adaptarlo a la base de su polla. Tom sintió cómo la sangre se le acumulaba y la punta le palpitaba con más fuerza.
—Este anillo está fabricado con hebras de mi alma —se dispuso a explicarle—. Mientras lo lleves puesto, te mantendrás erecto y podrás correrte una y otra vez sin que te quedes seco. Hablando en plata: tus orgasmos alimentarán mi alma.
¿Por qué aquello sonaba a parte del castigo en vez de la recompensa?
Mary también sujetó sus muñecas con un lazo rojo.
—Ahora, colócate sobre mi regazo.
Se arremangó las faldas hasta dejar al descubierto por completo sus piernas. Tom obedeció, doblándose hacia delante con las mejillas ardiendo por la humillación.
—Muy bien... así, con el culo en pompa... y la polla entre los muslos.
Tom gimió al notar sus dedos recorriendo su sexo y luego apretando suavemente sus huevos.
—¡Ho, ho, ho! Ya estás chorreando. Me pregunto cuántos azotes harán falta para que te corras por primera vez...
Y, sin más dilación, el castigo comenzó.
Los primeros azotes le calentaron la piel. Mary tenía una mano dura, y apenas azotaba una nalga cambiaba a la otra, contando en voz alta.
—Veinticuatro... Veinticinco... ¡Ho, ho, ho! Tu culo ya empieza a cambiar de color... Veintiséis... Veintisiete...
Su piel pasó de color marmóreo a rosa intenso, y luego a rojo. Ardía y dolía más de lo que Tom se esperaba, y cuando llegó al azote cuarenta y dos no pudo evitar empezar a retorcerse. Sin embargo, Mary lo mantuvo en su lugar enredando los dedos de su mano izquierda en su cabello y empujando su cabeza hacia abajo.
—¿Acaso estás intentando mirar por la ventana?
Intentó decirle que no, pero el siguiente azote le arrancó un gritito de dolor.
—Yo te diré lo que está pasando... Las dos familias del 1º ya han terminado de cenar; los de la izquierda comen turrón, mientras que los de la derecha han dejado al niño sin postre. Cuarenta y cuatro... Cuarenta y cinco... En el 2º los ancianos duermen plácidamente, y el matrimonio se está reconciliando, follando sobre la mesa. Cuarenta y seis... Cuarenta y siete... Los hermanos del 3º siguen fumando, y el salón de sus vecinos parece el camarote de los hermanos Marx. Cuarenta y ocho... Cuarenta y nueve... En el 4º por fin han acabado los intercambios de comida y regalos; ya sabes lo que dicen, cada uno en su casa y Dios en la de todos. ¡Cincuenta! En el 5º están asistiendo a la Boda Roja, y tu crush ha recibido una visita inesperada. ¡Ho, ho, ho!
»Su amante está vestido como mi marido, pero tiene el pelo más largo y rubio. Le ofrece su polla como regalo, y ella la acepta de buen grado... Se coloca bocarriba y permite que el folle mientras se sigue masturbando con la magic wand. ¡Esta mujer sí que sabe!
Tom se imaginaba la escena perfectamente. Sin poder evitarlo, apretó más de la cuenta su polla entre los muslos, y mientras el azote número cincuenta y uno impactaba contra su nalga derecha, se corrió.
—¡Ho, ho, ho! Y apenas llevamos una cuarta parte...
Mary continuó azotándole y narrándole la escena con todo lujo de detalles.
Cuando superó los cien azotes, las lágrimas se deslizaban incesantemente por las mejillas de Tom; sin embargo, hacía tiempo que el dolor también había sido superado por el placer.
—Córrete para Mary Noel, Tommy...
Su orgasmo volvió a explotar entre sus piernas y sintió que se desvanecía momentáneamente; la vista se le volvió blanca y el corazón le latía desbocado en el pecho.
—¡Ho, ho, ho!
Como si fuera un muñeco, lo recolocó sobre su regazo de modo que quedase con las piernas abiertas a cada lado de sus caderas, el torso inclinado hacia delante y la cabeza a la altura de sus botas. Atrapó su polla entre sus muslos, sin importarle que le manchase las medias, y aprovechó el líquido viscoso para lubricarle el ano.
Tom entró momentáneamente en pánico al sentir uno de sus dedos presionando contra la abertura.
—¡No, no, no! Yo nunca... —gimió.
Un azote le devolvió a la realidad.
—¿Si fuera tu vecina también te quejarías?
—Yo... no lo sé...
—Porque ella no se lo está pensando dos veces a la hora de reventarle el culo a su Papá Noel.
Aquello fue suficiente para convencerle.
—Fóllame el culo, Mary... por favor...
—¡Ho, ho, ho!
La mujer introdujo primero un dedo. Estaba tan dilatado... Además, continuó azotándole desde el nuevo ángulo, haciéndole temblar de pies a cabeza. Pronto sumó otro dedo, y luego un tercero, hundiéndolos y girándolos en el interior de su culo hasta estimular su próstata. ¡Uf, se sentía tan bien!
—Ciento cuarenta y ocho... Ciento cuarenta y nueve...
Cuando contó hasta el ciento sesenta y nueve, Tom volvió a correrse, expulsando incluso más semen que la primera vez.
—¡Ho, ho, ho!
El escote del vestido era tan pronunciado que sus grandes pechos amenazaban por liberarse en cualquier momento con sus risas. Sin embargo, los únicas vistas que Tom podía disfrutar eran las de su calzado y el parqué manchado de corrida.
—Ya falta menos, Tommy —le aseguró ella dulcemente.
Continuó follándole el culo mientras le propinaba la última tanda de azotes, y en el ciento noventa y tres consiguió arrancarle un cuarto orgasmo.
Cuando el joven dejó de temblar, volvió a recolocar su cuerpo y lo acunó entre sus brazos. También le desató por fin las muñecas y le quitó el anillo, pero le sorprendió colocándoselo en el dedo anular.
—Para que se lo ofrezcas a la mujer que es el amor de tu vida.
—¿Quién...?
—Si quieres conocerla, más te vale dejar de mirar por la ventana y pasearte por los mercadillos navideños. Mañana sobre las cinco y media de la tarde estaría bien. ¡Ho, ho, ho!
Tom asintió, notando que se le cerraban los ojos por el sueño. Intuía que a pesar del castigo, Mary Noel le acababa de entregar el mejor de los regalos.






6 comentarios:

  1. Bueno, hoy el insomnio creo que va a durar más de lo debido ajja. Muy buen relato, el video es una pasada. Gracias Dafne, este calendario está resultando una verdadera sorpresa. ... ¡Ho, ho, ho!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, siento haber contribuido a tu insomnio *.* Aunque espero que haya valido la pena.
      La verdad es que he descubierto a Teya & Salena con esta canción y me parecen geniales.
      Me alegro mucho de que te esté gustando el calendario. ¡Mil gracias por participar!
      Ho, ho, ho

      Eliminar
  2. Creo que Tommy no podrá caminar siquiera por los mercadillos luego de tanto castigo :) Y yo que aún veía la Navidad con algo de inocencia como en mi niñez, luego de esta y de tu calendario, seguiré creyendo en la magia navideña, pero de otra forma ;) Y ahora pienso si Mamá Noel practicará esos juegos con su marido en el Polo Norte. No quiero imaginar lo que harán con Rudolph :D Esa mente suya Señorita. La canción muy divertida, un villancico diferente y lo que dice la imagen me suena a otra que vi hace poco, coincidencia?

    Dulces besos para la buena chica. Ho, ho, ho 🎅

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El sentimiento de "Navidad" va evolucionando conforme se crece ;) ¡Así puede ser incluso más divertido! Y mágico. Bueno, dejemos a Rudolph en paz... Ya hemos tenido suficiente monster fuck / furro con Krampus.
      Será cosa del Destino lo de la frase...
      Dulces besos para un buen chico. A menos que quieras que te visite Mamá Noel... Ho, ho, ho :3

      Eliminar
    2. Ya lo creo que sí ;) Será por eso que Rudolph tiene la nariz roja? :P El destino no sabe de casualidades. En cuanto a Mamá Noel y Lady Krampus, no podrían ejercer su dominio conmigo ;)

      Un dulce beso más por ser buena chica. Voy al día de hoy...

      Eliminar
    3. Está claro ellas prefieren las chicas y chicos sub o switch, no Dom ;) Di que en ese caso quizás castiguen de otra manera...
      Más dulces besos pre-Navidad :3

      Eliminar