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ESPECIAL NAVIDAD #ProyectoParedes
LA PRIMERA NAVIDAD
OthalaM / Twitter: @OthalamA |
La Navidad no es una temporada,
es un sentimiento.
Edna Ferber
—¡El pavo ya está listo, Vero!
—¡Genial! Voy llevando los platos al salón...
El apartamento estaba espectacular con la
decoración navideña. Las luces, los adornos en los pomos de las puertas, las
guirnaldas, el árbol... ¡Vero estaba maravillada con cómo había quedado! Para
aquella noche tan especial, habían sacado su mejor cubertería de Ikea y habían
decorado la mesa con un mantel granate, flores de Pascua y velas verdes y rojas
que su vecina les había regalado.
Vero hizo varios viajes de la cocina al
salón hasta que llevó todas las elaboraciones: una bandeja repleta de
sándwiches de diversos rellenos, una ensalada de escarola con pepitas de
granada y ajo, una fuente de gambas cocidas pasadas por la plancha, un plato de
espárragos blancos y aceitunas, y una olla de alcachofas con jamón.
—¡Ya está, Sam! —regresó bailando a la
cocina.
Mientras cocinaban, Sam había puesto una playlist
de Christmas Pop. En cuanto había empezado a sonar All I want for
Christmas is you, Vero había exclamado:
—¡Qué ñoño eres!
Pero luego no había dudado en corear el estribillo
con él.
En ese momento sonaba Snowman de
Sia, y Sam estaba sacando el pavo del horno; se le empañaron las gafas por el
vapor.
—¿Has colocado el soporte de madera, Vero?
—Ah, no, ahora voy...
Vero se adelantó para colocarlo y así Sam
pudo poner encima la fuente humeante.
—¡Qué buena pinta tiene todo!
Iban a cenar en pareja, pero una de las
reglas no escritas de la Navidad es que, si no sobra comida hasta Nochevieja,
entonces no es Navidad.
—Siéntate, amor. Yo traigo las bebidas.
Sam le dio un beso en la frente y volvió a
dirigirse a la cocina. Vero se quedó parada con una sonrisa tonta en los
labios, y antes de sentarse se dispuso a encender las velas. El suave aroma a
sándalo se fundió con el de la comida.
—Hum, ¡me encanta!
¿Puedes olerlo, Sam?
—Apenas lo noto,
la verdad —se lamentó.
A finales de
noviembre, y de la noche a la mañana, Sam perdió completamente el olfato. Sin
dudarlo, llamó al teléfono sanitario para pedir que le realizasen una prueba;
como era un sábado, lo citaron a primera hora del lunes en un puesto de su
Centro de Salud y esa misma mañana le comunicaron el resultado: positivo en SARS-CoV-2.
Le explicaron
detalladamente el procedimiento a seguir: confinamiento durante al menos diez
días, si convivía con otras personas emplear mascarilla para minimizar la carga
vírica, ventilar bien las habitaciones... También le preguntaron por posibles
contactos —estar con una persona más de diez minutos en un lugar cerrado sin el
uso de mascarilla— y, por suerte, la única que tuvo que realizarse
obligatoriamente la prueba fue Vero. Por desgracia, ella también dio positivo.
Fue extraño
auto-confinarse en habitaciones distintas, pero al menos pasaron la enfermedad
de forma leve. Vero trabajaba y estudiaba desde casa, así que no le afectó el
confinamiento. En cambio, Sam no regresó a las aulas hasta mitad de diciembre,
justo para cerrar la primera evaluación.
¡Nunca se había
planteado lo extraño que era que te faltase el olfato! Y la recuperación fue
mucho más lenta de lo que esperaba. El primer olor que volvió a reconocer fue el
del café, el del champú de Vero, el de su cuerpo... Era como si su cerebro
reconociera mejor aquellos olores que para él eran importantes, mientras que
los más sutiles se le resistían.
—¡A brindar! —Sam
le tendió una de las copas, que contenían un cóctel sin alcohol, y se sentó a
su lado.
—¿Y por qué
deberíamos brindar? —Preguntó ella con una sonrisa.
—Hum... ¿Porque ya
llevamos un año viviendo juntos?
—Ay, ¡cómo pasa el tiempo!
—Pero con todo el papeleo y la mudanza, yo
diría que esta es nuestra primera Navidad.
—Estoy de acuerdo. Entonces... ¡Por
nuestra primera Navidad! —Vero alzó la copa.
—¡Por nuestra primera Navidad! —la secundó
Sam, y brindaron con una sonrisa.
Comenzaron a
servirse la ensalada, los espárragos y las gambas.
—¿Quieres que
pongamos un rato la tele?
Vero negó
rápidamente con la cabeza.
—No, por favor,
que estoy harta de que hablen de un solo tema.
Para sorpresa de... ¡oh, nadie!, la
protagonista de las fiestas seguía siendo la pandemia. Las restricciones eran
duras, pero la pareja sabía que eran necesarias. Sin embargo, no todo el mundo
pensaba igual. ¿Dónde habían quedado los aplausos para los sanitarios, la
música en los balcones y las pancartas de ánimo? Vero
había dado en el clavo: en cuanto les desconfinaron en abril, muchas personas
se habían olvidado rápidamente de la enfermedad y las muertes, y habían exigido
recuperar su “libertad”. Pero, ¿a qué precio?
Tanto Vero como
Sam se sentían orgullosos de que sus familiares y amistades tuvieran dos dedos
de frente. Por eso, durante las vacaciones habían decidido mantenerse en casa y
hacer videollamadas.
Por la mañana hablaron
con los padres de Vero, quienes les enseñaron el pueblo y las montañas
completamente nevadas. Vero ya estaba acostumbrada a ese paisaje, pero a Sam le
hubiera encantado vivir una Blanca Navidad... ¡Quizás para el año siguiente!
Después de comer
fue el turno de la familia García. Los padres de Sam estaban tranquilos, jugando
a juegos de mesa y viendo películas de época, pero su hermana se mostró bastante
enfadada porque no había visto a la pareja desde septiembre.
—Ya te dije que en
cuanto volviera al instituto dejaría de visitaros, Ali. ¡Y menos mal! No me
habría perdonado si os hubiera contagiado, sobre todo siendo personas de
riesgo.
—Bueno, vale...
Feliz Navidad —gruñó ella finalmente—. ¿Has hablado ya con Nana?
—Ahora la llamaré.
Por la tarde Sam
había llamado a su abuela y, aparte de felicitarle la Buon Natale, había
conseguido su receta secreta de pavo relleno con castañas.
—¡Pero por qué
tanta verdura! Una cenone como Dios manda debe tener pasta y pescado.
—También vamos a cenar
gambas, Nana.
—Mamma mia!
En fin, que paséis una notte magica...
—Grazie
mille, Nana. Tú también...
—¡Y envíame fotos!
—¡Lo mismo digo, Nana!
—Ciao,
caro!
—Ciao!
Sí, las Navidades de 2020 iban a ser más
especiales que las de años anteriores, pero no por ello tenían que ser menos
mágicas.
Cuanto terminaron
de cenar aún les quedaba hueco para los turrones. El favorito de Sam era el
turrón a la piedra —que, al contrario de lo que parecía indicar su nombre, era
blando—, mientras que el de Vero era el turrón duro. Era muy gracioso ver cómo
lo comía, puesto que lo primero que hacía era arrancar la oblea y después daba
mordisquitos a las almendras con la pasta de caramelo y huevo.
—¡Oh, son las
once!
—Sí, Lydia ya está
metiendo prisa por el grupo...
—Anda, vamos a
conectarnos.
Sam y Vero se
sentaron en el sofá y se conectaron a la videollamada. La pantalla se fraccionó
en cinco.
—¡Feliz Navidad,
gente!
—¡Feliz Navidad!
—corearon Cris y Sergio desde la misma pantalla.
En las otras dos
estaban Fran y Clara, respectivamente, y en la cuarta Lydia compartía pantalla
con Sara.
—¡Feliz Navidad!
—Eh, lo primero es
lo primero... —Lydia se hizo oír por encima de las felicitaciones—. ¡Pase de
modelos!
Obviamente, su amiga
fue la primera. Se desató el cinturón del albornoz y se lo abrió de golpe
mientras gritaba: «¡Bang!» Un vestido
negro con pelo sintético en el escote, mangas y la falda quedó al descubierto.
Sus piernas estaban cubiertas de medias de rejilla y calzaba unas botas
altísimas hasta el muslo. Se había teñido el pelo completamente de blanco, de
modo que sus labios del color de la sangre y sus ojos oscuros resaltaban más
que nunca.
—Ahora tú, cariño
—tiró de Sara para que se levantase y les enseñase un traje negro con tenues
rayas grises verticales y una camisa de marca. ¡Se notaba que era abogada!— ¿A
que hacemos una pareja perfecta?
Se habían liado
por primera vez en el verano, cuando Cris se fue de vacaciones con Sergio a la
playa; en algunos caso se cumple eso de que el roce hace el cariño.
—Sí, pero no tanto
como nosotros.
Cris y Sergio se
incorporaron y exhibieron sus outfits a juego: vaqueros y jerséis
navideños, de esos que son tan horribles que al final resultan incluso bonitos.
Cris llevaba el pelo largo suelto, la barba y el bigote perfectamente
recortados, y Sergio se había peinado los rizos hacia atrás con gomina.
—¡Habrá que
presentarse también a la “mejor pareja de las Navidades”! —se rio Sam, y la
pareja que quedaba se levantó del sofá.
Vero llevaba un vestido aterciopelado de
color verde botella, calcetines largos rosas y zapatos negros Mary Jane de
plataforma. Antes de las vacaciones, Lydia le había teñido el pelo con un tono
rosa más intenso que el habitual y se había decidido definitivamente a hacerse
varios piercings, incluido el septum. Sus ojos castaños
resaltaban entre sombras rosas y sus labios mantenían el color aún después de
la cena gracias al pintalabios permanente.
Por su parte, Sam llevaba unos pantalones
de vestir negros, una camisa rosa y un chaleco con arabescos plateados que
ensalzaba su figura. Como siempre, mostraba el pelo moreno despeinado y las
gafas de pasta negra enmarcaban sus ojos verdes.
—¡No es justo! —Se quejó Lydia—. Sois
demasiado guapos.
—Bueno, sin ánimo de ofender, yo creo que
la más guapa es Clara —intervino Fran.
—¡Clara, enséñanos
tu modelito!
Clara había
escogido un suéter naranja, unos pantalones cortos negros, medias naranjas y
bailarinas. Su pelo castaño estaba recogido en una trenza que caía sobre su
hombro hasta su cintura y también llevaba gafas. Sus mejillas regordetas se
habían enrojecido ante sus halagos.
—¿Y tú Fran?
Fran, por
supuesto, iba en pijama.
—¡No tienes
remedio! —se rio Vero.
El aludido se encogió de hombros.
—Así estoy más cómodo. Por cierto, ¿ya os
habéis recuperado completamente?
—Más o menos —respondió Sam—. También es
complicado estar al 100% cuando en las aulas tenemos las ventanas abiertas.
—¿Y qué me dices de intentar que los
chavales lleven las mascarillas todo el tiempo?
—¡Es imposible! —les secundó Clara.
—Y lo de guardar la distancia de seguridad
ya ni hablemos...
Se pusieron al día
sobre sus trabajos, pero también hablaron de sus familias y de otros cotilleos.
—Bueno, creo que
va siendo hora de apagar...
Había pasado ya la
medianoche, pero estaban tan a gusto hablando que no les apetecía despedirse.
—Es verdad, que si
no nos vamos a la cama no vendrá Papá Noel —Sergio les dedicó un guiño.
—¿Mañana
ponemos en común los regalos?
—¡Cómo te gusta cotillear, Lydia!
—Mandaremos fotos por el grupo de
Whatsapp, no te preocupes.
—Ale, ¡Feliz Navidad!
—¡Buenas noches!
El salón se quedó extrañamente en silencio,
Sam y Vero abrazados en el sofá.
—Por cierto... ¿Han respondido todos tus
alumnos a la pregunta del blog? —preguntó ella.
A Sam se le iluminó la mirada.
—¡Sí, sí! Ahora te enseño sus repuestas...
Alcanzó el móvil.
Durante el curso pasado, Sam había
sido tutor de 2º de PMAR y les había planteado llevar un blog incluyendo
también al profesorado de las otras asignaturas. La experiencia había sido muy
enriquecedora para el alumnado, sobre todo durante el confinamiento, y aunque este
curso habían tomado caminos diferentes —Cristian, Merry, Saray, Manuel, Víctor
y Elif habían pasado a 3º de PMAR, Candela se había dado de baja y terminaría
sus estudios obligatorios el curso siguiente, María se había incorporado a 4º
de ESO y Reyes, Enrique, Alex, Jacobo y Sorín habían empezado a estudiar las FP
Básicas que les interesaban—, habían decidido mantener el blog e ir
actualizándolo.
Para las vacaciones de Navidad habían
planteado la siguiente pregunta, y en los comentarios habían dejado sus
respuestas:
¿Qué significa la Navidad?
Elif Y. dice: Como mi familia es musulmana, no celebramos el nacimiento de Jesús. O sea que para mí no significa nada. Sí que aprovechamos las vacaciones para comer y cenar platos típicos, y en Año Nuevo nos entregamos los regalos. Pero como en España sí que se celebra... ¡Os deseo Feliz Navidad!Candela P. dice: Amor y familia. ¡Ahora más que nunca! FELIZ NAVIDAD <3Reyes M. dice: Significa hipocresía. Regalos forzados, comidas familiares que siempre acaban en gritos... Lo único bueno es la comida.Enrique T. dice: Significa la unidad y la armonía del Antiguo Pueblo. Y, por supuesto, ¡mucho flamenco! [Inserta Ya es Navidad de Raya Real]Alex B. dice: Para mí significa tener que aguantar en las comidas y cenas familiares a mis tíos, que son los típicos SeñoresTM que hay en todas las familias que creen que en la dictadura se vivía mejor y hacen chistes machistas y LGBTfóbicos. ¡Ojalá pasar la Navidad solo con mis padres!Víctor C. dice: Significa que no hay clases, que podré comer turrón hasta reventar y que evitaré a mi familia encerrándome en mi habitación para jugar a videojuegos. Feliz Navidad, y usad siempre condón.Manuel L. dice: Significa que volveré a leerme el manga de One Piece enterito. ¡FELIZ NAVIDAD! MerikurisumasuMaría C. dice: Como ha explicado Elif, para los cristianos la Navidad es la celebración del nacimiento de Jesús = Natividad. Pero no hay que olvidarnos que su origen es pagano y está relacionado con el Solsticio de Invierno. ¡Feliz Navidad!Cristian R. dice: Antes, para mí la Navidad era una pesadilla. Ahora es un respiro. Feliz Navidad.Saray T. dice: Opino lo mismo que Candela amor y familia ¡FELIZ NAVIDAD!Merry T. dice: Significa que ha llegado la mejor época del año para beber chocolate caliente y comer gofres, galletas de jengibre, panettone, turrones... FELIZ NAVIDAD!!!!Jacobo C. dice: La Navidad es la peor época del año para mí porque el único deseo que pido, nunca se va a cumplir. Opino lo mismo que Reyes....Sorín C. dice: Los ortodoxos celebramos la Navidad el 7 de enero porque seguimos el calendario juliano. Crăciun fericit! [Inserta A venit Crăciunul de Kiss FM All Stars Romania]
—Sus respuestas son geniales. Cada una es
tan... particular.
Sam asintió.
—Aunque no pusieran sus nombres, estoy
seguro de que podría reconocerles por lo que comentan.
Vero le abrazó con más fuerza.
—Los echas de menos, ¿verdad?
—Mucho.
—¿Y qué significa para ti la Navidad?
—Tal y como dice Nana, magia.
También unión. No me entiendas mal... Adoro a mi familia, pero me alegro
de poder pasar esta fecha a solas contigo.
—Después de un confinamiento de un mes y
medio, ¿no te cansas de mí?
—¡Nunca! En todo caso siento que nuestra
relación es más fuerte que nunca. ¿Y qué significa para ti, Vero?
—Hum... Tener mucho tiempo para dibujar,
nieve e intercambiar regalos. ¡Ya sabes que adoro hacer regalos personalizados?
Así que... Venga, vamos a intercambiarnos ya los regalos.
—Ah, ¿pero no es Papá Noel el que tiene
que traerlos? ¡Au!
Vero le había propinado un manotazo
juguetón.
—Regalos. Ahora.
—Qué greedy eres... ¡Ya me levanto!
No hace falta que me empujes...
Fueron a buscar sus respectivos regalos; poco
se habla de lo difícil que es comprar un regalo a espaldas de tu pareja y
esconderlo en un lugar en el que no pueda encontrarlo. Vero había escondido los
regalos en el escritorio de su despacho, mientras que Sam los había escondido en
el armario del dormitorio, entre su ropa de verano.
Se sentaron de nuevo en el sofá, con las
luces del árbol como única iluminación.
—¿Son cuatro regalos?
—Bueno, en realidad yo tengo tres
—respondió Vero enigmáticamente.
—Vale, entonces nos turnamos... y empiezas
tú, greedy.
El primer regalo era rectangular y
compacto, así que Sam se hacía una idea de lo que era. Sin embargo, sus ojos se
abrieron como platos cuando leyó el título de la novela gráfica...
—¡Es tu primer webcómic!
Vero se ruborizó.
—Así es. Mis lectores lo llevaban pidiendo
durante años, así que por fin me he decidido. Adapté las viñetas, lo maqueté, diseñé
la portada y la contraportada... También he añadido al final material extra
exclusivo. Mandé imprimir una tirada inicial de 50 libros y la pondré a la
venta la misma fecha que publiqué el primer capítulo. Quería que tú fueras el
primero en tenerlo.
—¡Y tiene una dedicatoria! «Para mi pareja,
mi mayor inspiración. Aunque yo soy la bruja, tus ojos verdes me hechizaron
desde el primer momento.» Aw, me encanta.
Se inclinó hacia delante para besarla
dulcemente, y Vero sintió cómo se derretía.
—Mi turno...
Le tendió un estuche alargado de terciopelo.
—No es una joya, ¿verdad?
—Ábrelo y lo descubrirás...
No era una joya. Era algo infinitamente mejor:
una estilográfica de color azul ciclotímico que tenía grabado “VERO” en letras
Old English, igual que los tatuajes de sus talones.
—¡Es preciosa! —La abrió y su extremo
plateado resplandeció como una espada desenvainada—. Pero Sam, te ha tenido que
costar una fortuna...
—Sueldo de profesor. Me lo puedo permitir
—se rio, los hoyuelos marcándose en sus mejillas.
—Jo, muchas gracias.
El segundo regalo para Sam también era
rectangular, pero mucho más blandito.
—¿Ropa?
Eran dos delantales rosas y negros que,
por supuesto, Vero también había diseñado. En ambos se leía “Cocinando amor
con...” y uno terminaba con “un profe de lengua” y el otro con “una ingeniera
informática”; la idea es que Vero llevase el primero y Sam el segundo. Además,
estaban decorados con letras y bocas sacando la lengua, y código de
programación y ojos, respectivamente.
—Me flipan.
—Como últimamente estamos cocinando mucho
juntos y el otro delantal está muy quemado...
—Son perfectos. Gracias, amor.
El segundo regalo para Vero también era un
estuche de terciopelo, esta vez cuadrado.
—Últimamente todos tus regalos vienen en
este tipo de cajitas y me dan mini-infartos al pensar que puede ser un anillo
de compromiso.
—Bueno, quizás algún día... o quizás estoy
esperando a que me lo pidas tú —se encogió de hombros.
Por fin se atrevió a abrir la cajita.
—Oh, me encantan.
—Obviamente, te los podrás poner cuando se
te curen completamente los piercings.
En los extremos de la barra que
atravesaría el pezón presentaban dos bolas, y estas estaban unidas por un arco
exquisitamente decorado
—Son de titanio de grado implantable.
—¿Los compraste en Bella Donna?
—Así es. Lydia me hizo descuento por
amigos.
—Ojalá poder ponérmelos ahora... —se
mordió el labio inferior.
—Tendrás que esperar.
—Y ahora tú también tendrás que esperar
para desenvolver el último regalo... —Para su sorpresa, Vero se levantó—. Voy
al dormitorio a prepararlo todo. Tienes que quedarte aquí... y te avisaré cuando
puedas entrar.
—Qué intriga.
Vero depositó un beso rápido en sus labios
antes de marcharse.
Mientras esperaba, Sam ojeó la novela
gráfica, aunque hacía tiempo que la había leído. Las ilustraciones, los
diálogos, la trama... Eran simplemente geniales. Sin embargo, no conseguía
centrarse en las páginas, imaginando qué le habría preparado su pareja.
«Ahora eres tú el greedy...»
—¡Ya puedes venir, Sam!
Vero estaba tumbada desnuda en la cama. Un
enorme lazo rojo rodeaba su cintura y pasaba por su coño perfectamente
depilado; los tatuajes que cubrían su cuerpo resaltaban en su piel y los piercings
de sus pezones eran las guindas del pastel.
—Ya sabes... hay que besarse bajo el
muérdago —señaló la ramita verde con bolitas blancas que había colocado en el cabecero.
Sam se subió a la cama y se colocó entre
sus piernas. Tiró del lazo... La orden tatuada en su pubis quedó al descubierto:
“Kiss my lips”. Abrió sus piernas pasando sus brazos por debajo y le
agarró de las caderas. Se inclinó hacia delante... Y le besó directamente el
alma, bajo el muérdago.
Creo que no habías publicado nada antes de este proyecto, o sí? Una Navidad muy especial al estar confinados, pero la Navidad es mágica y lo que importa es estar con quienes queremos o con quien queremos, y eso les ha bastado a Vero y Sam, además con esa guinda del pastel. Ese regalo lo trae Papá Noel? ;) me trajo placenteros recuerdos. Y ese muérdago ubicado estratégicamente, chica lista Vero. Y algo muy curioso, ayer pensaba precisamente en eso, que la Navidad es un sentimiento :O
ResponderEliminarSweet kisses in your lips 💜🎁
Podría decirse que esta entrada fue el "germen" de esta novela:
Eliminarhttps://indefinidamenteeneltiempo.blogspot.com/2020/04/relato-juevero-publicacion-de-un-libro.html
Eso sí, han cambiado muchos detalles, comenzando por los nombres de los protagonistas.
La novela está completa y la terminé de escribir 2022 :3
Respondiéndote a lo demás... Me alegro de que te trajera buenos recuerdos, y me temo que Papá Noel no te dejaría a Vero bajo el árbol, pues es el regalo de Sam. En todo caso sería otra persona... ¡Y las grandes mentes piensan igual!
Dulces besos bajo el muérdago
Ya recuerdo. Y no, no pretendo que Pápá Noel me traiga a la Vero de tu novela, yo espero un tesoro en mi árbol ;) Gracias por aquello de las grandes mentes, todo un halago viniendo de otra gran mente :)
EliminarDulces besos bajo el muérdago 💜
A ver, a ver, qué tesoro encuentras en tu árbol...
EliminarTe mando otra canción: https://www.youtube.com/watch?v=K58Bba8z6D8&ab_channel=lynlapid
Candy Cane Kisses 💜
Guau, no solo me ha gustado, sino que has hecho un texto muy real sobre el significado de la Navidad.
ResponderEliminarEs amor hacia el prójimo, sea familia, pareja o amistad.
Ese sentimiento que no solo deberíamos ensalzarlo en estas fechas, sino durante toda el año.
Los diálogos entre la pareja son magníficos y muy reales.
Y la guinda del pastel es ella envuelta como regalo, para él. Me ha gustado la escena, aviva la relación en pareja muchísimo. Gracias, preciosa, muy bien escrito.
Totalmente de acuerdo, Campirela: el amor hay que ensalzarlo todo el año.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el relato, los protagonistas... y ojalá los conozcáis pronto con más profundidad.
¡Gracias a ti por leer y comentar!
Un besazo
Buena idea la de contar ese contexto tan problemático, de algo que no se ha ido del todo pero que ha disminuido considerablemente. Y fue una distopía.
ResponderEliminarSe las han arreglado de buena manera, con la virtualidad.
Y a pesar de estar confinados juntos, no han perdido la intensidad, siendo una muestra la de de Vero presentándose a si misma como un regalo para Sam.
Besos.
Creo que el confinamiento y la pandemia tienen tantas caras como personas las han vivido. Para algunas fue un momento especialmente traumático, para otras una liberació. Sam y Vero lo vivieron de una manera que, podría decirse, fue ideal. Espero que la leáis pronto :3
EliminarPienso que vivir en pareja te da la oportunidad de plantear muchos más detalles especiales.
Gracias por leer y comentar.
Besos, Demi