Atravesé la puerta de la luna preguntándome qué me iba a encontrar al otro lado. La habitación era cuadrada, amueblada con una cama con dosel y un armario. Pero lo que no me esperaba encontrar era al caballero de ojos verdes con el que ya me había encontrado en los anteriores bailes recostado sobre el colchón, con las muñecas y los tobillos atados a los postes mediante cadenas. Su traje estaba hecho jirones, pero no parecía herido. En cuanto me vio llegar me dedicó una sonrisa.
—Esta vez el dueño del castillo se me ha adelantado y ha dedicido entregarme a ti en bandeja de plata —hizo tintinear las cadenas.—¿También eres un vampiro?Es curioso cómo no habíamos dudado en entregarnos en cuerpo y alma en las otras ocasiones, sin apenas conocernos. Al menos ahora ya nos tuteábamos. Él se rió.—No, yo soy otra clase de... criatura —replicó mientras se transformaba.La piel lisa y suave mudó a un grueso pelaje, las extremidades chasquearon conforme se transformaban en grandes patas, sus uñas se curvaron, su cabeza metamorfoseó y se alargó en un hocico con enormes colmillos.—Eres un hombre-lobo.Volvió a transformarse en humano. Parecía satisfecho de que no hubiera echado a correr nada más verlo.—Pero tu tampoco eres humana, ¿verdad, Dafne?Fue mi turno de dedicarle una sonrisa misteriosa.—Yo no soy ni un vampiro ni un hombre-lobo. Soy una criatura mucho más poderosa...Deslicé la punta de mis uñas por su pecho y él se estremeció notablemente.—Me estoy cansando de ser el ratón en este juego —le confesé cuando llegaba hasta sus labios, rellenos y perfectamente contorneados.—Es fácil decirlo cuando ya estoy encadenado y a tu merced.—Oh, ¿de verdad estás a mi merced?Su corazón latía desbocado. Observó cómo me desabrochaba la chaqueta y la dejaba caer al suelo. Luego la falda... Sus ojos verdes bebieron de las transparencias que les ofrecían mi blusa y mis enaguas. Sin embargo, pronto me deshice de ellas también. Tironeó de las cadenas, deseando tocarme; cuando tiraba del brazo derecho, la pierna izquierda tiraba hacia él, y cuando tiraba del brazo izquierdo, la pierna derecha seguía el mismo movimiento. Un mecanismo inteligente, aunque para el encadenado resultase frustrante.Me subí a la cama, sentándome a horcajadas sobre sus caderas e inclinándome hacia delante hasta que nuestros rostros casi se rozaron.—Vamos a hacer lo siguiente: yo te voy a montar, y solo si consigues romper las cadenas podrás tocarme. Entonces ya veremos quién se convierte en el gato y quién en el ratón.—Estás jugando con fuego...—Lobito, yo soy el fuego.
¡FELIZ 2022!
Veo que usted Señorita tenía preparada otra fiesta en la siguiente puerta, espero no interrumpir. Seguiré con la tarta de manzana, no habrá sido para distraerme? ;) Por cierto, yo también soy fuego. Me retiro en silencio...
ResponderEliminarA este paso terminaré escribiendo toda una novela sobre estos personajes jajaja
EliminarLa tarta ha sido un regalo totalmente pensado para ti (y en todo caso para compensar los besos de plagio :3)
Dado que también eres fuego, entonces entenderás completamente el porqué de esta puerta ;)
Otro besazo enorme y mil gracias por la invitación y por jugar
¡Madre mía! Nos has hecho partícipes de toda una historia. Yo he seguido las huellas del mismo león por lo que veo :-9 (no me he ido por el otro camino. Yo soy luna, la tierra llama :-9)
ResponderEliminarLo has enmarcado de tal manera que sí, casi es una novela, pero con todo lujo de detalles y guiños.
A ver si tengo tiempo, y me voy por el otro lado que la curiosidad ya sabes cómo es.
Un beso enorme.
Te entiendo con lo de la luna jajaja
EliminarMe alegro de que te hayas animado a jugar hasta el final, Mag. Mil gracias por acompañarme en blog un año más ;)
¡FELIZ 2022!
Un besazo