Relato Juevero: Mi rincón favorito

 

 

MI RINCÓN FAVORITO

       Habían pasado varios meses desde que habían adoptado a Lily.

     La dóberman estaba creciendo sana y feliz en casa de Walter y Kath; sus padres ni siquiera tenían que preocuparse de cuidarla, pues los hermanos solían turnarse para sacarla a pasear, se aseguraban de que siempre tuviera comida, la bañaban y la llevaban al veterinario cuando era necesario.

     En ese tiempo de convivencia, Lily se había hecho la dueña de la casa. Correteaba por todas las habitaciones, conocía los mejores escondrijos para guardar sus juguetes, tenía sus rincones para dormir, comer y hacer sus necesidades... ¡Vivía como una princesa!

     Todo cambió cuando comenzó la reforma.

   ¡¿Pero qué estaban haciendo esos humanos desconocidos?! El primer día intentó morderles, y Kath se vio obligada a colocarle el bozal con el que solía pasear.

    —¡Lily! No muerdas... Venga, tranquila... Vamos a jugar al parque...

    ¿Por qué levantaban el suelo? ¿Por qué cambiaban las tuberías? ¿Por qué rompían las paredes y ponían una espuma rara que no se podía comer? ¿Por qué olía tan mal la pintura? ¿Por qué ya no había una bañera? ¿Por qué cambiaban los muebles?

    Además, por las noches, cuando no podían prestarle atención, la encerraban en su trasportín para que no se manchase de polvo o mordisquease ningún cable. ¡Aquello era como una cárcel! Así que lloraba y gimoteaba hasta que Walter la sacaba y se la llevaba a su dormitorio, abría la puerta enrejada, la sacaba con sus fuertes manos y la sostenía entre sus brazos. Tras mecerla suavemente contra su pecho, la depositaba sobre la cama. Luego se tumbaba y esperaba a que ella se acomodase a su lado, entre las sábanas.

     El chico irradiaba un calor infinito, como el sol, y su olor tan característico —una mezcla de sudor, marihuana, tabaco y loción de afeitar— la tranquilizaba.

     Entonces Lily se daba cuenta de que daba igual que la casa estuviera patas arriba, pues su rincón favorito siempre estaría ahí.

     —Buenas noches, princesa.

 

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