EL BAILE DE FIN DE AÑO
Durante el año había intercambiado numerosas cartas con mi amigo Dulce, así que esperaba con ilusión su invitación para el Baile de Fin de Año.
Lo que más me sorprendió fue que este año no sólo debíamos llevar una máscara, sino también un abanico y comunicarnos por medio de aquel lenguaje secreto. Por suerte, ya tenía pensado mi vestuario y maquillaje, así que no me costó encontrar los accesorios adecuados para ir a juego.Como era una ocasión muy especial, escogí a la diseñadora Eiko Ishioka. Primero me coloqué las enaguas y las medias altas hasta el muslo, de color hueso. Luego los zapatos, oscuros, de tacón grueso perfecto para bailar. Seguidamente la blusa blanca y la falda que caía desde mi cintura hasta el suelo de color verde pálido, mostrando la parte frontal plisada y la parte posterior con rombos que caían en cascada hasta el suelo. Por último, me abotoné la chaqueta, marcando el contorno de mi cintura; las solapas dejaban un hueco ovalado de modo que se viera la blusa debajo, y eran de color verde oscuro, con bordados de laureles que subían hasta el contorno del cuello. Me recogí el cabello en un moño, al estilo de la época victoriana. Me maquillé de forma sobria, los labios rojos mate, sombras marrones en los ojos, colorete rosado para las mejillas... Me coloqué la máscara verde, los guantes y el abanico, que era del mismo color y tenía dibujadas más ramas y hojas.A la hora acordada llegó el cochero. Me abrigué con una capa, cogí una caja que contenía un regalo para mi anfitrión y bajé a la calle casi a la carrera. Ya conocía a los caballos gracias al segundo baile: Relámpago y Trueno. Les saludé con un par de caricias y alguna golosina. Seguidamente el cochero me ayudó a subir al carruaje y cerró la portezuela. Oí cómo se situaba al frente, cogía de nuevo las bridas, decía los nombres de los animales y el carro se puso en marcha.Presencié cómo abandonábamos la ciudad a través de las cortinas de las ventanillas y el viaje se me pasó volando mientras atravesábamos un bosque cada vez más espeso. Siempre ocurría igual, como si viajase de la realidad a un mundo de fantasía.Antes de las diez llegamos a la impresionante fortaleza de piedra. El corazón me dio un vuelco por la emoción al comprobar que en la entrada ya había aparcados otros carros.El cochero me ayudó a bajar del carruaje. Los leones de la entrada me dieron la bienvenida y le enseñé mi invitación a uno de los porteros. Al igual que los años anteriores, me dejaron pasar con un asentimiento y me desearon una feliz velada.Guardé mi capa en un ropero en la entrada y pedí que llevasen a Dulce mi regalo. Luego la marabunta me condujo hasta el salón principal.
Las damas bailaban en círculos con los caballeros, y no tardé en sumarme a aquella danza que te perdía en el tiempo y en el espacio.Cuando nos faltó el aliento nos retiramos a cenar los manjares de todas las partes del mundo; empanadillas exquisitamente rellenas, carnes deliciosas, pescados ahumados, boles exóticos con verduras y arroz... ¡Ni qué decir de las bebidas! Entonces aprovechamos para charlar con el resto de invitados. Así pude saludar a Mag, María, Cora, Campirela, Ginebra, Flor... ¡Todas mis maravillosas amigas bloggeras habían acudido!Poco tiempo después Dulce nos dio la bienvenida junto con una mujer hermosísima y su acompañante de siempre: un enorme león. El anfitrión tenía la apariencia del perfecto dandy inglés, luciendo un traje de color gris pizarra compuesto por tres piezas: levita, pantalón y chaleco corto de cierre cruzado. Como accesorios mostraba un pañuelo de seda anudado a la camisa, guantes de piel, un bastón, un sombrero de copa y unas gafas redondeadas con las lentes azules.Fue saludando a sus invitadas, entre baile y baile, hasta que llegó mi turno. Le pidió su abanico a su acompañante, de color rojo como la sangre, y comenzó nuestra conversación: Dulce cerró el abanico y me lo presentó de esa manera. Como respuesta, bajé el abanico a la altura del pecho. Él lo llevó a su mano izquierda. Yo lo mantuve en mi mano derecha y lo moví suavemente. Dulce sonrió, pues ya lo sabía. Abrió el abanico y lo bajó a la altura del pecho, igual que había hecho yo antes. Después se dispuso a contar las barillas y supe que esa era la señal para comenzar el juego de la noche. Las conté con él... Uno, dos, tres. Tres, esa era la primera pista. Luego contó de nuevo... Cinco. Pero, ¿qué significarían esos números? Los ojos de Dulce se posaron un momento en la escalinata, y entonces lo comprendí. Tres significaba la tercera planta y cinco debía ser algo relacionado con las puertas.
¿Jugamos?
Mil gracias por la invitación, Dulce.
¡Feliz y próspero año 2022!
El famoso baile, al que acuden las más selectas invitadas, con talento narrativo, poético.
ResponderEliminarMe sumergiré en el juego. Que tengas un feliz año nuevo.
Besos.
¡Espero que disfrutes mucho del juego, Demi! Y del Baile de nuestro querido Dulce.
EliminarUn besazo enorme y ¡FELIZ 2022!
Vestida muy elegante y de época nada menos que por la diseñadora del vestuario de la película "Drácula", y yo no fui menos según tu descripción, pero ya me intriga ese regalo que traes en la caja. Jugaremos, elijo "Cerrar despacio el abanico", pero antes, te dejo mis buenos deseos para este año que ha comenzado y mis besos dulces de manzana.
ResponderEliminarEspero que te guste mi aportación para tu Baile, Dulce Caballero. Ya sabes que lo escribo con todo el cariño del mundo :3
EliminarIgualmente, te deseo lo mejor para el año que comienza y te dedico más besos dulces de manzana.
¡FELIZ 2022!
Has usado el lenguaje de los abanicos, qué maravillosa idea. Me ha encantado. Que disfrutaras mucho, y que sea el comienzo de un año venturoso
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz 2022
Fue idea de Dulce ;)
EliminarEspero que disfrute también del Baile, Albada.
Un abrazo y ¡FELIZ 2022!
He leído la historia entera con todas sus posibilidades y me ha encantado. Sentía como cuando leía los libros en mi adolescencia de "Elige tu propio destino", qué maravilla.
ResponderEliminarMuy feliz año.
¡Hola, Noelia!
EliminarMe alegro de que te haya gustado ;) A mí también me encantaban esos libros cuando era pequeña.
Muy feliz año 2022 y gracias por comentar.
Un besazo
He recorrido y jugado, Dafne. Te felicito por tu creatividad e imaginación. Me ha gustado mucho cómo lo has narrado y descrito cada personaje. Chapeau!!
ResponderEliminarMil besitos bailarines y feliz 2022 ♥
¡Gracias, Auro!
EliminarYa sabes que me encanta jugar, y el Baile de Dulce da pie para ello.
Mil besos y ¡FELIZ 2022!
Una fiesta espectacular, con un misterio y una sensualidad que si duda invita a jugar.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Muchas gracias, Charly.
EliminarEl placer es mío ;)
Un besazo
Vaya guapa que has asistido al baile, con capa, qué preciosa, y además, en un carruaje, como en un cuento dw hadas, me ha encantado tu baile, y estar contigo charlando y con las demás damas. Gracias, preciosa.
ResponderEliminarTe deseo un Feliz Año.
Besos enormes.
Todas las personas que asistieron al baile fueron preciosas, incluida tú, María ;)
EliminarMe alegro de que te haya gustado mi version.
Un besazo enorme y ¡FELIZ 2022!
Que lindo!!! A mi me encantaría ir a un baile con máscara 💗
ResponderEliminarUn besote preciosa y feliz año desde Plegarias en la Noche
Gracias a Dulce, podemos asistir a un maravilloso Baile de Máscaras al final de cada año.
EliminarGracias por comentar.
Un besazo, Tiffany