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BIG BANG



Nunca sabremos con exactitud lo que sucedió en ese instante cero.

Si no había nada… ¿Quién o qué puso esas partículas? ¿Por qué? ¿Intervino el azar, en un maremágnum de materia ya existente que aún no había reaccionado? Lo que sí sabemos es que hubo un choque; papeles por los suelos, dos palabras simultáneas para pedir perdón, dos pares de manos para intentar arreglar el desastre, y luego, sus miradas encontrándose. El primer contacto. ¡Ah! Y, por supuesto, atracción. No habría ocurrido nada si no hubiera habido atracción. Quizás, aunque para ellos apenas fuera perceptible, aquella fuerza se inició desde que sus órbitas se acercaron lo suficiente, ¡de modo que el choque habría sido de cualquier manera inevitable!

Las sonrisas fueron espontáneas. Se levantaron, pero algo les impedía seguir su camino sin más, así que quedaron en verse de nuevo a la salida de clase, en una cafetería. La afinidad en sus palabras consiguió que a ese primer café le siguieran muchos otros, al igual que el intercambio de móviles y las conversaciones a las tantas de la noche, hasta que un día, cuando ya habían pasado varios meses, una de las partículas le dijo a la otra de dar el primer paso hacia una relación. Nada más proponerlo se sintió como ese tal Schrödinger. La duda duró milésimas de segundo, pues la segunda partícula descubrió el gato encerrado: SÍ.

El primer roce de labios fue como una nebulosa, y en cuanto podían buscaban más, intercambiando sus energías. Adoraban aquella fricción producida, las descargas eléctricas y los campos magnéticos; el aprenderse cada recoveco de sus cuerpos, sus funciones, sus límites… ¡Estaban profundamente enamorados!

Se regalaron un otoño, un invierno, una primavera y un verano. Cuando cumplieron un año, se regalaron la Ley de Coulomb en un medallón, la única ley que permitían que rigiera sus vidas y, en cierta manera, la más aplicable a su caso: cuando estaban separados, sentían su conexión muy, muy débil, mientras que cuando estaban muy, muy cerca, la fuerza de atracción aumentaba exponencialmente, algunas veces convirtiéndose en infinito. ¡Pura ciencia! Puro amor.

Comenzaron a soñar con pasar décadas, siglos, ¡mil años! juntos. Soñaban con, cuando acabasen los estudios, empezar a trabajar y vivir juntos, con tener como mascota un tardígrado llamado Nemo, con pasarse tardes enteras en la cama lloviera o un sol radiante traspasase la ventana, con turnarse para hacer la comida…

Por supuesto, no todo era agradable: continuamente sentían a flor de piel el Principio de Incertidumbre; no sabían lo que les deparaba el mañana, con guerras, tristezas, dolor, lucha por conseguir siempre una vida mejor, dinero, ¡siempre dinero!, enfermedades, racismo. No sabían si conseguirían estar siempre juntos, si su amor perduraría y podría con todo lo negativo. Pero lo intentarían.

Y no fueron pocas las veces que se paraban a pensar en todo lo que les había sucedido, en la suerte que tenían de haberse encontrado y de haber decidido conocerse mejor. Le daban muchas vueltas a ese tema, hasta que al final comprendieron que lo importante no eran las características de ese primer instante ni las razones por las que ocurrió, sino sus consecuencias.

Todo comenzó con ese choque: la creación de un Universo.


Verdad de la mala

Inevitablemente, a veces pienso en qué ocurriría si te pasase algo.

En consecuencia me duele todo el cuerpo,
el pecho,
la garganta,
me tiemblan las manos
y las rodillas.

Pienso... y entonces me planteo qué pasaría si de verdad -de verdad de la mala- ocurriera,
pues si sólo de imaginármelo
aun a sabiendas de que estás bien,
de que me esperas en casa con un beso,
tus ojos verdes
y tu sonrisa,
siento morirme por dentro...

Si de verdad -de la mala- ocurriera... ¿de verdad me moriría?

2017

27 DE JUNIO


El amor:

El secreto peor guardado del mundo excepto para ti, pues la mayor parte de las veces ocurre que los de tu alrededor saben que estás enamorado mucho antes de que tú mismo te des cuenta.

Todos se te acercan y  te preguntan quién es el afortunado o afortunada, y tú lo niegas rotundamente. ¡Y eres sincero! Aunque dicha persona no crea la negación. Claro que empiezas a pensar en ello cuando te lo preguntan dos o tres personas en un lapso de tiempo relativamente corto, como en una semana, y cuando la cifra se estrecha a dos preguntas al día sobre el tema, ya hay un 99,9% de probabilidades de que sea cierto.

«¿Y si de verdad estoy enamorado?», te preguntas.

LO ESTÁS.

Aún no sabes cómo has llegado a ese punto ni por qué, pero lo estás. Y es que el amor es un sentimiento… complicado.

Podríamos decir que es una especie de parásito. Sí, porque se aloja en tu pecho y se ceba de tus sentimientos y pensamientos más profundos sobre esa persona en particular, y a ti no te queda más remedio que sufrir y cargar con él, pues de momento no existe una cura que lo combata, ni siquiera cuando dejas de amar a alguien, porque lo más probable es que llegue otra persona que parasite de nuevo tu corazón y te haga sucumbir al mismo círculo.

El amor es... como una obra de arte.

Al principio solo hay trazos. Líneas abstractas en el lienzo en blanco que aún hay que dar forma. Luego se ponen las primeras capas de color. El fondo, el suelo (si lo hay), un cielo, un paisaje… y luego la figura principal. Ésta es la que más cuesta de detallar. Vas conociendo a esa persona, y a medida que te revela su alma (y tú le revelas la tuya, mal que te pese), vas completando el cuadro. Una ceja que adoras que enarque cuando está bromeando. Una media sonrisa que hace que te derritas el día más frío del invierno. Unos ojos verdes llenos de vida, fulgurantes como llamas… No es una persona ni muy guapa ni muy fea, pero tiene esos detalles que hacen que pierdas la cabeza y la convierten en una persona realmente hermosa.

De esta manera se pinta el amor, que crece, y crece, y crece ¡y crece!, y ve todo el mundo probablemente antes que tú, al menos hasta que no llega el momento en el que te preguntas: «¿De verdad estoy enamorado?»

La mayor parte de las veces es una pregunta retórica que se convierte en un indicativo, pues cuando llegas a ese punto de la historia ya es demasiado tarde:

Lo estás.



INSTRUCCIONES PARA SABER CUÁNDO ESTÁS ENAMORADA

Es una redacción obligatoria que tuve que escribir en 2º de la ESO, en lengua, después de que el profesor nos enseñase y nos hiciera copiar enteras las “Instrucciones para subir una escalera” de Julio Cortázar.
Los deberes fueron que nosotros escribiéramos unas instrucciones de lo quisiéramos para el día siguiente, y este fue el resultado:


Instrucciones para saber cuándo estás enamorada
Te levantas de la cama y al abrir los párpados tienes su imagen impresa en tu cerebro como si la hubieran taladrado a tus ojos.
Te mueves.
Después realizas tu rutina y acaba el instituto. Entonces miras el reloj, impaciente. Faltan dos horas para verlo, para estar con él otra vez.
Comes, descansas y ves la tele sin poder sacártelo de la cabeza. Te obligas a ti misma a olvidarlo pero pronto te das cuenta de que te has puesto la cazadora y que tienes las llaves en tu mano derecha cuando aún falta media hora para salir de casa.
Te das la vuelta y te fijas en las manillas del reloj, expectativa hasta que formen ese ángulo tan esperado. El minutero se mueve por enésima vez.
Te precipitas a la calle y te ves envuelta por el barullo de gente, rodeada de sus voces efervescentes en todos los lugares y de sus cuerpos chocando contra ti mientras avanzas en su busca.
Te detienes.
Estás esperando su llegada, pero cuantas más veces vuelves la vista al lugar en el que se supone que tiene que aparecer, no está.
Tu corazón late deprisa como consecuencia de órdenes que emite tu alocado cerebro. ¿Y si no ha venido?
Te encuentras agarrotada e inquieta por dentro, mirando tu reloj de muñeca sin procesar siquiera la información.
La incertidumbre crece y poco a poco te dejas vencer por ella.
Entonces sientes una presencia a tu espalda; aguantas la respiración involuntariamente y entrecierras los ojos, convencida de que tu imaginación te vuelve a jugar una mala pasada. Pero luego una mano te agarra del hombro con dulzura y firmeza y te da la vuelta.
Encuentras sus ojos comiéndote con la mirada a diez centímetros por encima de ti.
Abres la boca ahogando una exclamación, pero los dos permanecéis en silencio.
Los niños corren a vuestro alrededor al salir de clase.
Él tuerce esa media sonrisa que hace que lo quieras cada día más cuando aparece sobre sus duros labios, y el barullo aumenta; para ti solo existís los dos en ese momento, solos en el ojo del huracán.
Consigues decir su nombre, sintiéndote la más estúpida y feliz del mundo.
—Hola —responde.
A veces piensas que apenas tenéis tiempo para hablar, pero luego te das cuenta de que un gesto a veces es suficiente.
—Hola.
Tú también sonríes.


Dibujo del actor inglés Mitch Hewer


TÚ ERES LA RAZÓN POR LA QUE



mantengo el sonido del móvil siempre al máximo, sea de día o de noche.
 
me levanto con ganas de ir a estudiar cada día.

no puedo ver películas románticas sin llorar como una magdalena, aunque la escena sea feliz.

la Ley de la Gravedad cobró sentido para mí.

conozco a Hisoka y a Killua, y espero que me presentes a muchos más.

puedo decir que me he enamorado más de un millón de veces y que sigues enamorándome cada día más.

Nemo, Chlöe y Spike serán las mejores mascotas que nadie haya tenido jamás.

las notificaciones de tus mensajes suenan distintas a las de las otras conversaciones.

he encontrado una nueva fuente de inspiración.
soy mejor persona cada día.
rapear se ha convertido en un arte.

no me importa despertarme a las 7 de la mañana en verano para hacer deporte.

expresiones como “dar un vuelco al corazón” cobran un sentido literal.

no me he desmoronado en los momento más duros.

adoro el risotto.

me puedo pasar horas y horas hablando de cualquier tema.

я изучаю очень красивый язык.

me puedo pasar horas y horas simplemente mirándote.
hay canciones que están atadas a ti.
me he leído ESDLA y cada vez me gusta más el mundo creado por Tolkien.

me siento orgullosa de aferrar tu mano cuando caminamos por la calle o acudimos a algún evento.

adoro la poesía.

una parte de mí moriría si te pasase algo.
adoro ir al gimnasio. Plus ultra!
eres una de las personas que más quiero en el mundo. 
mi objetivo se ha convertido en trabajar para vivir y no vivir para trabajar. 
quiero vivir una Toy Story.
quiero conocer todos los rincones de España, contigo.
he probado el eneldo... ¡y me encanta!