Querido Papá,
El verano se está pasando
demasiado rápido. Es uno de los más calurosos que hemos vivido en la ciudad,
pero de momento podemos combatirlo con ventiladores, agua fresca y un poco de
sombra. No apetece hacer nada, absolutamente nada, pero aunque no se haga nada es inevitable que el tiempo siga
transcurriendo. Sin embargo, vale la pena cuando llegan días de celebración
como hoy: tu cumpleaños.
Sí, podría haber puesto
perfectamente la canción de Birthday,
pero no me apetecía repetir y, como bien dices, los Beatles tienen tantas
magníficas canciones que he preferido felicitarte con Come together, la opertura del álbum Abbey Road. No es mal comienzo empezar con uno de nuestros LPs
preferidos, ¿no crees?
Antes de todo he de avisarte que
esta “carta” va a ser larga. Voy a tocar temas como la música, el cine, los
libros, la filosofía, las matemáticas, el deporte… Porque tú eres todo eso, y
si no los nombrase, no te haría justicia. Pero, sobre todo, eres mi padre, el
mejor padre del mundo.
Supongo que tendrás ganas de leer
lo que tengo preparado, así que ya que hemos empezado con los Beatles, comencemos
con el tema de la música:
04-09-10 |
Recuerdo perfectamente una tarde…
Sé que era de invierno, porque anocheció pronto y teníamos las persianas
bajadas. Probablemente yo tendría 7 años. Estábamos en el salón, con el CD1 del
Álbum Azul sonando, ese en cuya
portada aparecen Ringo, Paul, George y John asomados a un balcón imitando la
foto que fue tomada años atrás para el álbum de Please please me —que también fue utilizada para el Álbum Rojo—. Lo sé porque aún veo en mi
mente la imagen de nosotros bailando, yo sobre tus pies, riéndonos mientras
escuchábamos All you need is love y Hello, goodbye, mientras nos contabas a
Ali y a mí historias sobre el grupo.
Recuerdo especialmente cuando contaste
la historia de la muerte de Lennon y que de fondo sonaba A fool on the hill.
Recuerdo que me dio miedo, pues
aunque no entendiera la letra de la canción, bastaba como banda sonora del
relato: un loco que cree que él es el verdadero John Lennon y el otro un
impostor, va hasta su apartamento y, justo delante de su portal, le dispara,
acabando con la vida de uno de los mejores músicos de todos los tiempos.
Gracias a ti, me he criado con
los Beatles y las historias detrás de sus canciones, lo cual es una de las
razones por las que ese es mi grupo favorito.
Pero ellos no han sido el único
grupo al que me aficioné. No, por supuesto que no… Siempre han estado esas
tardes en las que, en cuanto terminabas de trabajar y escuchabas música, mi
hermana y yo, como atraídas por las melodías igual que los ratones por el
Flautista de Hammelin, nos acercábamos y preguntábamos al respecto, de manera
que poco a poco también conocimos a los Rolling Stones, a The Doors, The
Animals, The Who, los Bee Gees, The Wings, Aretha Franklin, Eric Clapton, Jimmy
Hendrix, Janis Joplin, Queen, Phil Collins, Michael Jackson, Pink Floyd… ¡Uf!
Tantos y tan variados, que cuando en el colegio nos ponían canciones de estos
“clásicos” para que ampliásemos nuestro horizonte musical, nosotras ya habíamos
llegado a éste y más allá.
Te gusta escuchar todo tipo de
música, pero no dudas ni un segundo en deshilvanar la música de hoy en día con
ejemplos de música de hace 50 años. En efecto, de vez en cuando puede surgir
algo nuevo y original, pero la mayor parte de los artistas actuales se fijan en
los artistas que de verdad rompieron en su época, de modo que parecen
innovadores cuando, en realidad, son solo copias —y no tienen por qué ser copias
malas, todo hay que decirlo—.
Esa es una parte de la filosofía
que nos has transmitido todos estos años —en efecto, tanto tú como mamá os
podéis considerar filósofos— y que la mayor parte de la gente se niega a
admitir. Nos has enseñado a respetar los gustos de las otras personas y a estar
abiertas a sus opiniones sobre nuestros propios gustos, pero también que
Beethoven fue antes que Elvis Preasley y éste antes que los Beatles, y que
estos dos fueron los primeros en romper en su época con el Rock&Roll. El
pop, el punk, el heavy metal… simplemente son ramificaciones y elongaciones.
«¿Cómo van a ser los Beatles los
padres del heavy metal, papá?», pregunté una vez, hace mucho tiempo, cuando ni
siquiera me gustaba ese género de música porque lo encontraba ruidoso y una
cacofonía sin sentido.
Tú simplemente me pusiste Helter Skelter, y lo entendí todo.
Mamá siempre ha dicho que los
Beatles son el único grupo que no le cansa porque todas sus canciones son
diferentes. Tiene razón.
Hemos pasado tardes enteras
escuchando sus álbumes y reproduciendo los LPs con el tocadiscos —acuérdate de
que tenemos pendiente escuchar el regalo de I, el LP Love… Bueno, aún tenemos muchas tardes por delante para hacerlo—.
Aunque podría seguir hablando
horas y horas de música, creo que deberíamos pasar a otro tema: el cine.
De forma muy parecida a la que ha
pasado con la música, has ido alimentando nuestra vena cinéfila con clásicos
como Cantando bajo la lluvia, Ben Hur,
Forest Gump, Arma Letal, Espartaco…
De la misma manera, íbamos
conociendo nombres de actores y cineastas, como Jean Kelly, Clint Eastwood,
Robert Redford, Jack Lemmon, Hugh Grant, Paul Newman, Antony Perkins, Audrey
Hepburn, Grace Kelly, Marilyn Monroe, Johnny Depp… Otra lista interminable,
vamos.
Hemos visto un millón de
películas. Tú has visto las nuestras —las de Disney, las de Barbie, la saga
entera de Harry Potter, la saga de Piratas del Caribe…— y nosotras las tuyas.
Uno de nuestros juegos más
divertidos, al que muchas veces jugamos sin darnos cuenta, es el de decir los
nombres de los actores que aparecen en la película que estamos viendo en ese
momento e identificarlos con otras películas en las que también actúan. Por
ejemplo: Harrison Ford es el Indiana Jones por excelencia, pero también es partícipe
en la Guerra de las Galaxias, o El Fugitivo, o el protagonista de Blade Runner, que cuando te dije que la
había visto y me había parecido que estaba altamente sobrevalorada y que, si
bien es entretenida y tiene un par de escenas buenas y otro par de frases para
apuntar, no es para tanto, te echaste a reír. «Es un poco oscura, ¿no crees?»,
me preguntaste seguidamente. Asentí. «Tenemos que ver Snowpiercer, eh, papá. Yo creo que te gustará.» Te llevaste el
cigarro a los labios y replicaste con una sonrisa: «Cuando quieras.»
Ambos tenemos la misma sonrisa
que encandila a todo el mundo y en la que todos se fijan. Esa es una de las
pocas cosas en las que nos parecemos físicamente, como la facilidad con la que
nos bronceamos en cuanto estamos unos minutos
al sol. Por lo demás, tienes unos ojos marrones cálidos y alegres, y el
pelo moreno ya empieza a motearse de plateado. Hueles a tabaco y a loción para
el afeitado, y tienes una risa característica.
Dibujo del 2005 |
Tus dominios son la cocina, en la
que haces unos sabrosos estofados de carne y patatas asadas con tomate y
hierbas. En la galería podemos encontrarte tomando café mientras el horno está
puesto. Por eso, en cuanto termina la jornada, nosotras el insti y tú vuelves
del trabajo y de casa de la abuela, es allí adonde acudimos a hablar.
Siempre nos ayudas con las mates
y la física. Haces que los problemas parezcan fáciles, y cuando me quedo
atascada en algún punto o digo una solución que creo que es la correcta, lo
único que necesitas para “abrirme los ojos” es un “no”, una sonrisa y, como ya
te estoy interrogando con la mirada, disponerte en seguida a exponer tus
argumentos, que desbaratan completamente los míos por su perfecta lógica.
También es divertido decirte los
temas del examen del día siguiente, o leerte mis disertaciones y mis
quebraderos de cabeza. Contigo se puede hablar de todo.
Una vez que estaba triste me
dijiste una frase de Kalil Gibran: «No llores por haber perdido el sol, pues
las lágrimas te impedirán ver las estrellas.» Fuiste directo a nuestra librería,
llena de tesoros de papel que se acumulan desde el suelo hasta el techo y en
doble fila en las estanterías, de modo que tras deslizar los dedos por los
lomos llegaste al que buscaba y me enseñaste el libro en el que aparecía la
cita para que la leyera yo directamente.
Contigo hablo de libros, de
historias… y de fútbol.
Huella de tu mano 2011 |
Hecho de menos bajar a jugar
contigo. Recuerdo a la perfección cuando nos bajábamos los viernes a entrenar.
Tú me has enseñado a pasar, a diblar, a no perder de vista el balón… En
resumen: a jugar a fútbol.
Siempre has mantenido que lo
importante no es cuántos toques logras hacer o cuántas virguerías, pues eso es
más de circo que de fútbol; lo importante es saber jugar en equipo.
Al año de nuestro entrenamiento,
comenzaron los partidos con mis amigos, a los que de vez en cuando también te
apuntabas.
Te adoraban todos, y alguna que
otra vez que no podías bajar me preguntaban: «¿Y por qué no baja tu padre a
jugar? *-* » Una vez Torri soltó en mitad de un partido: «¡Cubridla a ella, que
la entrena su padre!» Ostras, cuánto me reí… Tú siempre has dicho que él es uno
de los que mejor juegan de entre mis amigos, y eso que nunca ha jugado en
ningún equipo oficial, sino que es “de la calle” como suelo decir. Igual que tú
y que yo. Pero tú siempre has jugado tan bien que, si no hubieras rechazado la
oferta podrías haber entrado en el equipo de la ciudad con 15 añitos cuando
éste estaba en su mejor época. Tú replicaste que gracias, pero que a ti lo que
te gustaba era jugar por tu cuenta, con tus amigos. ¡Uf, cuánto se enfadó tu
padre!
Y además de jugar también nos
enseñaste a mi hermana y a mí la historia del fútbol, a los mejores futbolistas
de todos los tiempos y las mejores jugadas. Gracias a ti conozco a Cruyff,
Maradona, Pelé, Higuita “El Escorpión”, Panenca —según el cuál se denomina así
una forma de golear—, Ardiles, Raúl, Beckenbauer… y actualmente Messi, Özil...
Guardiola es un gran entrenador, al igual que Luis Aragonés y Vicente del
Bosque, y nosotros no somos de ningún equipo, sino fans del fútbol bien jugado
y justo.
Y así podría seguir hablando
horas, y horas, pero creo que con estas pinceladas puedo dar por concluida la
entrada ;)
Espero que te haya gustado mi
regalo, ¡y que cumplas muchos más!
Te
queremos
Tu padre ha de haber quedado feliz con este hermoso regalo, qué puede haber mejor que los momentos compartidos? Y entre ambos retratos me llama la atención como captabas los detalles esenciales en el primero y que confirma el segundo retrato. Además tu padre es León como yo y un día antes de mi cumple. Felicidades para él, por ser tan buen padre y dejar en ti un legado tan grande de cultura y buenas enseñanzas.
ResponderEliminarDulces besos Dafne.
Lo mejor para el mejor padre del mundo :3 Los retratos me encantan y coincido contigo en que ya captaba los detalles esenciales en el primero.
EliminarGracias por tus palabras, Dulce León.
Un besazo dulce y un dulce rugido
PD: He arreglado el link del último vídeo... Hello, Goodbye