En 2014 han pasado muchas cosas.
Han pasado 12 meses, por ejemplo. Eso son 365 días
aproximadamente o, dicho de otra forma, 8.760 horas, que son 525.600 minutos, o
31.536.000 segundos.
Han pasado el invierno, la primera, el verano y el otoño.
La mayor parte de los estudiantes hemos pasado de un curso a
otro, y algunos profesores han decidido repetir.
Hemos conocido gente nueva, algunos se han ido y otros se han
quedado, y con los que ya llevamos compartiendo años y años hemos podido sumar
otro. Ha habido despedidas y reencuentros, hemos inmortalizado momentos en
fotografías, relatos y hemos homenajeado a grandes como Johnny Winter o Eminem.
No todas las noticias han sido buenas, pero tampoco
todas han sido malas.
Algunos diréis que “todos los años se cumple
un año”, que no es para tanto esta celebración, pero yo creo que la conciencia
de empezar un nuevo año nos sirve para marcar nuevas metas, para probar otros
deportes o empezar nuevos proyectos.
Personalmente, mis metas para el 2015 son:
- Terminar primero de bachillerato lo mejor posible.
- Leer todos los libros que agonizan en mi listado de “lecturas acumuladas” (no exagero, las sagas que he dejado a medias están agonizando)
- Terminar de corregir mi primera novela (que gracias a Sergio Guillén, administrador del blog Lipémuse, empieza a acercarse a la idea de “novela” que todo escritor sueña)
- Terminar de escribir la continuación (aquí también tengo que agradecer el apoyo incondicional y los consejos de Susurros de Biblioteca, que siempre me ayuda a prosperar y es todo un modelo a seguir)
- Seguir adelante con el blog (quizás éste es el apartado que más nos concierne)
- Ver muchas series y películas, quedar con mis amig@s, conocer gente nueva, viajar...
Y muchas otras cosas que si las pusiera todas
no acabaríamos.
Desde el blog os quiero desear muy buen comienzo de año a
toooodo el mundo que me habéis leído y que me leéis:
Para terminar, aquí os dejo un MICRORRELATO escrito especialmente
para esta celebración. ¡Espero que os guste!
También, Érase una vez
un escritor que se despertó con una idea luminosa en la cabeza, de esas que tienes
que escribir sí o sí.
Dicho escritor tenía muy en cuenta que por la noche se
celebraba Año Nuevo, pero se dijo que no pasaba nada si durante el día se
dedicaba escribir. Tras dejar un café humeante en el escritorio, se sentó
frente a su Underwood y se dispuso a teclear la vorágine de palabras que
ocupaba sus pensamientos.
Tal había sido su idea, que mecanografió durante horas, y
horas, y horas. No comió ni bebió nada a parte de su café. No se levantó en
ningún momento de su asiento, ni siquiera para responder a su teléfono. Sus
oídos estaban sordos excepto para lo que le susurraba el narrador invisible de
su historia y las palabras de los personajes cuya trama iba tejiendo.
Inevitablemente llegó la esperada hora. Sonaron los cuartos…
Sonaron las doce campanadas…
Y mientras todo el mundo cambiaba de año,
una persona
cambiaba de mundo.
Y ya ha llegado para ti el 2023, lejos ha quedado el 2014 y el 2015 y espero que en todos estos años, aunque casi no lo dudo, hayas crecido y realizado gran parte de tus metas. Ahora tendrás nuevas para cambiar tu mundo. Muy feliz 2023 Dafne, desde el 2002 aún donde estoy yo. El tiempo realmente es indefinido.
ResponderEliminarDulces besos de manzana siempre 💜
Han pasado muchos años, y en efecto he crecido y alcanzado muchas metas. También hay muchas cosas que se mantienen :3
Eliminar¡A cambiar el mundo!
Feliz 2023 indefinidamente en el tiempo
Dulces besos de manzana 💜