…
una estudiante de bachillerato con una media de 10 en todas sus evaluaciones.
Era TOP-10 en los trabajos y, por decirlo de alguna manera, de cada 100
exámenes que hacía, no suspendía ninguno.
Su
clave era simplemente estudiar. Estudiar, estudiar, estudiar… Comía estudiando.
Cuando iba al baño, estudiaba. ¡Hasta cuando dormía, soñaba con los estudios!
El ordenador lo utilizaba únicamente para recopilar información y no veía la
tele en absoluto. De verdad creía que así iba a estar mejor preparada que sus
compañeros de clase, cuyas medias oscilaban el 8, 7, 9… ¡y solo porque desperdiciaban
el tiempo saliendo con amigos, novios o mil extraescolares!
“¿Para
qué?”, pensaba. “Si estudias un poco de todo, estarás preparado para cualquier
situación en la vida.”
De
esa forma terminó el instituto y fue a la universidad. Se graduó como una
estudiante ejemplar y, cuando llegó la hora de demostrar todo lo aprendido,
suspendió.
Nunca había querido aprender que para
ser realmente inteligente y sobrevivir en la sociedad, una nota escrita en rojo
sobre un papel no sirve para nada.
Graffiti callejero |
Interesante relato, hace poco decíamos que el mayor examen es en realidad la vida y para aprobar en la vida hay que vivirla y estar dispuesto a reprobar algunas veces para ganar experiencia. Aunque tampoco es malo ser un estudiante sobresaliente, pero eso no asegura el futuro. Tuve compañeros en el cole que eran los mejores en notas, y no por eso hoy tienen trabajos importantes.
ResponderEliminarDulces besos de manzana Dafne.
¡Nunca se sabe lo que nos depara el futuro! Hay que hacer las cosas lo mejor posible, siendo un 10/10 en comparación con nosotras mismas, no con las demás personas.
EliminarPor cierto, ese graffiti ya no existe... Pero al menos aquí quedó inmortalizado.
Besos dulces llenos de vida :3