PAVEL
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Imagen tomada de Pinterest |
Llegué a Dresden en la hora dorada, cuando el sol se derrama sobre los edificios y las piezas de metal como si fuera miel, camuflando por unos instantes la suciedad de la sociedad. La vibración de la moto entre los muslos me relajó mientras conducía despacio entre las calles, y en seguida me envolvieron los vapores de otros vehículos y capté el olor a sudor de la gente y a comida que ofrecían algunos establecimientos; se me hizo la boca agua, pero no me detuve.
Mi destino se encontraba en uno de los barrios más viejos y menos mecanizados de la urbe, pero no por ello tenía menos encanto. Los edificios eran más bajos, las fachadas de piedra y cristal en vez de metal, y en las plantas bajas se encontraban los talleres de diversos gremios; sastres, zapateros, reparadores de objetos... Me llamó la atención una tiendecita de animales mecánicos que vendía desde gatos y perros hasta serpientes y monos. ¡Siempre había querido tener un monito de esos!
Cavilando sobre cuántos engranajes estaba dispuesta a invertir en ello, llegué al último edificio de aquella calle. Aparqué la moto en una esquina discreta y guardé el casco en el maletero. Me peiné el cabello apelmazado con los dedos y me atusé la blusa, el corpiño y la falda que caía en diferentes alturas; llevaba mis botas de tacón preferidas, altas hasta la rodilla y acordonadas. Además, en la cadera se encontraba mi querida Rita, un revólver que me acompañaba desde que había cumplido los dieciséis años.
Como si estuviera en un sueño, llegué a la puerta en un abrir y cerrar de ojos y llamé al timbre. Él me gritó que la puerta estaba abierta (hay cosas que nunca cambian, pensé) así que me mordí la sonrisa mientras la empujaba y me adentraba en el edificio.
El interior estaba tan oscuro como la boca del lobo y olía a cerrado y a cigarrillos. Dejé de sonreír en cuanto lo vi sentado en el viejo sofá con arabescos donde habíamos compartido tantos recuerdos, solo que ahora estaba sucio por la ceniza y las manchas de alcohol.
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Imagen tomada de Pinterest, del videojuego Deux Ex |
—Estás muy... entera —dijo tras darme un repaso de arriba abajo.
—No puedo decir lo mismo de ti —susurré.
Sus dos brazos habían sido sustituidos por brazos mecánicos y en su pecho se apreciaban los remaches que los mantenían unidos a su cuerpo. Las cicatrices trazaban su piel sin orden ni concierto, y su cintura y parte de su costado estaba envuelto en vendajes que hace días que no cambiaba.
—Estoy más entero por fuera que por dentro, créeme.
Su voz, completamente plana, me dio escalofríos.
—Me alegro de que estés vivo, Pavel. He venido en cuanto he sabido que habías regresado.
—No creía que fueras a venir.
Apreté los puños. Estaba de pie enfrente de él y me había esperado cualquier cosa, cualquier otra reacción por su parte, menos aquella indiferencia. Eso me rompió el corazón.
—Éramos amigos, Pavel.
—Éramos más que amigos, Irina. Y me abandonaste.
—¡Conseguí una beca para estudiar como artificiera! ¿En serio pretendías que abandonase mi sueño por ti?
Él no podía ni imaginarse de lo difícil que había sido para mí tomar esa decisión. ¿Por qué era tan egoísta? Después de tantos años...
Se llevó el cigarrillo a los labios cortados y aspiró. Luego dejó escapar el humo lentamente.
—Al poco tiempo de que te marcharas estalló La Guerra del Vapor —me fijé en las armas semiautomáticas que lo rodeaban— y con ella estalló mi sueño. Quería morir ahí, ¿sabes? Morir en el campo de batalla, matando. Pero ni siquiera eso me salió bien. Ahora que la guerra ha terminado...
—¿Me llamas para echarme en cara el pasado?
—No.
Sus ojos se clavaron en los míos y se me cortó la respiración por la intensidad de su mirada.
—¿Entonces?
Se levantó con cuidado, supuse que porque aún le dolían las heridas. Siempre me había impresionado su altura, casi dos metros frente a mi metro sesenta, y con aquellas prótesis imponía aún más. Tenía el pelo oscuro y corto desordenado, la barba picuda, cicatrices en las mejillas, en el puente de la nariz, en la boca. Levantó una de sus manos hasta mi rostro y aguanté las ganas de echarme hacia atrás; el metal estaba frío.
—Te llamé porque quería volver a sentirte... Sentir que sigo vivo.
Ver que te sumaste a la creativa convocatoria de Magade, me despertó expectativa.
ResponderEliminarSupuse que escribirías algo interesante. Y así fue. Me gustó el ambiente, lo que la narradora describe de si misma, sus circunstancias.
Tiene sentido el viaje a un barrio apartado, en que vive el personaje. Aunque se entienden los motivos de la protagonista, se entienden mucho a Pavel. Sus emociones, que la haya llamado, porque la necesita. Describiste las emociones de los personajes, en una forma inspirada.
Besos.
¡Hola, Demi! Sí, me sumé en el último momento y voy un poco tarde a comentar los relatos, ya lo siento.
EliminarMe alegro mucho de que te gustasen mis personajes; sí, al final te pones en la piel de ambos y *__*
Un besazo
Muy buen relato con esa narrativa de dos amigos o algo más, que después de tiempo vuelven a reencontrarse pero algo ha cambiado en ellos. A aparte de esas piezas mecánicas que les hacen especiales, cuando se necesitan ahí está.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde.
Exacto, al final se tienen el uno al otro para sentirse enteros.
EliminarUn abrazo muy grande, Campirela :3
Magnífico relato Dafne, cuentas toda una historia en tan poca extensión y al mismo tiempo describes personajes y ambiente. Grato de leer y transportarse a esa escena de reencuentro. El final perfecto con esa frase que lo dice todo. Mis felicitaciones Señorita.
ResponderEliminarDulces besos y dulce fin de semana.
¡Aw, me dan muchas ganas de seguir desarrollando esta historia!
EliminarMuchas gracias por tus palabras, amigo Dulce.
Un besazo muy dulce y feliz semana ;)
Magnífico y maravilloso relato, preciosa. Me ha encantado el escenario y los personajes tan bien descritos y cuidados. Un momento tan frío como intenso, tan tétrico como romántico con ese final que todo lo dice y que todo lo llena. Mi felicitación, Dafne. Me ha encantado.
ResponderEliminarMil besitos llenos de cariño para ti y feliz finde ♥
Mil gracias, Auro. Me gusta que se haya notado ese contraste de sensaciones.
EliminarUn besazo enorme :3
Ese vapor. Qué tiempos describes, y qué bien lo haces. Me ha gustado mucho tu fantasía aquí.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Gracias, Albada!
EliminarUn abrazo a ti también
¡Ay, que me has dejado con la miel en los labios! Él me parece un ser súper atractivo, de esos que tienen tantas sombras que iluminan. Ella, más abierta, más color. Un relato magistral, en serio. Desde el movimiento del aire en la cara sobre la moto, la tienda de mascotas (muy original y muy para la época) y ese lugar lúgubre donde él agua y donde la protagonista ha querido llegar... Y es que donde quedan cenizas es que un día hubo fuego...
ResponderEliminarMillones de gracias por participar. Has sido el colofón perfecto con este relato. Deseo que todos puedas leerlo porque, en serio te digo, que dejas con ganas de más. ¿Imagnable? ¡Quién sabe!
Un besazo enorme, Dafne.
Tus propuestas jueveras siempre inspiran, Mag ;)
EliminarPerdóname que tarde tanto en comentar a los participantes; no me esperaba que estos días fueran a ser tan ajetreados... En seguida intentaré compensarlo.
¡Un besazo enorme!
Magnífica la descripción de ambiente. Se respira el acre vapor amarillo que envuelve todo el exterior.
ResponderEliminarLa melancolía cuando entra y ve lo mal que ha soportado el paso de los años, su antigua morada.
Dices que te has pasado de palabras, pero, al menos yo, hubiera agradecido medio minuto más.
A ella le rompe el corazón la indiferencia, le costó mucho irse, le impresiona su porte, pero le cuesta un esfuerzo terrible no apartarse cuando la va a tocar. ¿Podrá o querrá amar al cyborg, como amo al hombre?
Encuentro en el texto igual de pros que de contras. Esto sí que es final abierto
He disfrutado
Saludosss
Me alegro de que te haya gustado, Gabiliante, y que incluso hubieras querido un poco más ^.^
EliminarGracias por tu comentario,
Saludos jueveros
Muy bueno! Trama, ambiente y personajes. Todo muy bien ensamblado para llevar al lector hacia ese mundo pesado y oscuro que atrapa a la vez que hace reflexionar. Un abrazo
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Neo!
EliminarUn abrazo
¡Qué bueno que revisé porque no había pasado por tu blog y ahora aquí estoy!
ResponderEliminar¡Qué bien narrado el ambiente post-apocalíptico después de finalizada la guerra!
Me han gustado mucho también el ritmo y el tono de la narración.
Besos
¡Gracias, Myriam! Ahora me pasaré a comentar vuestros relatos ;)
EliminarBesos
Lo cuentas tan bien y con tanto detalle que es imposible no sentir que estoy frente a Irina y Pavel ahora mismo.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besos.
Muchas gracias, Dev :3
EliminarUn besazo
Gracias por pasar, sino me hubiera perdido de leer este genial relato.
ResponderEliminarMe ha encantado, o sea un disfrute de comienzo a fin, tiene fin? La intensidad de sensaciones que se escapa de los protagonista dejan algo inconcluso.
Un abrazo :)
Tiene fin... pero al mismo tiempo me encantaría continuarlo ^.^
EliminarGracias a ti por comentar, Cecy
Un abrazo